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sábado, 26 de septiembre de 2015


  AL PÚBLICO LE GUSTAN LAS COPRODUCCIONES


Coproducciones europeas


 Películas internacionales



        

                           La coproducción  facilita una financiación y  unos medios mayores y a la vez amplía los mercados, necesidades igual de actuales que cuando se iniciaron en 1953 en España,  generalizándose en las décadas de los 60 y 70. El abogado y productor Alberto Grimaldi,  practicó la coproducción  desde sus inicios, en 1963, con El vengador de California, hispano-italiana, y en su gran éxito de los primeros tiempos, también colaboración española e italiana,, La muerte tenía un precio. Abandonó el género del western y el de aventuras, por un cine más comprometido, pero siguió coproduciendo películas como, El último tango en París (Italia-Francia) o Saló o los 120 días de Sodoma (Italia-Francia). A  Grimaldi le gustaba la fórmula porque no genera una asociación entre los coproductores, sino una propiedad indivisa sobre los materiales para la obtención de copias y un reparto de ingresos y mercados. Francia y Alemania coproducen anualmente más del 50% de su producción, mientras que España, pionera en esta fórmula desde 1953, oscila entre el 32 y el 36%, de media anual.



El hijo de la novia

             
         
     Las películas coproducidas con el cine norteamericano son las de mayor éxito de público en la Unión Europea. Normalmente 17 0 18 de estas coproducciones con los productores de Hollywood están entre las 20 películas más vistas por los europeos, como El discurso del Rey (Reino Unido-EEUU), Harry Potter y las reliquias de la muerte II (Reino Unido y EEUU) o la comedia Johnny English (Reino Unido-Francia-EEUU). En el cine español no es habitual el coproducir con EEUU, por problemas presupuestarios y sobre todo porque al prohibir a las productoras norteamericanas en la ley cinematográfica del 2007 acogerse a las ayudas del Estado, empresas como Columbia, que proyectaban producir en España en coproducción con empresas españolas dos o tres películas de presupuestos asimilables a los españoles, o sea, como hacen en  otros países, abandonaron la idea y hay una difícil relación con productoras norteamericanas. Entre las raras coproducciones se encuentran  El reino de los cielos y Sahara. y como es habitual la parte española es un 10 o15% y nunca es fácil distinguir si es una coproducción real o un servicio técnico.  El cine español coproduce preferentemente, por este orden, con Francia, Argentina, Italia y Reino Unido y como quinto país, a distancia, con México. Las coproducciones con Argentina suelen ser igual que en los años 60 con Italia, en las que se comentaba que los españoles ponían la ·co· y los italianos la "producción". Así podemos ver como en el hijo de la novia  (Argentina-España),  rodada en Argentina, por parte española solo participaron el compositor, una actriz y algunos actores argentinos residentes en España. Las coproducciones se han flexibilizado desde que se admitieron sin compensaciones en futuras coproducciones, las minoritarias y las financieras. Hoy se coproducin películas espectaculares, de género y de autor. El cine español puede y debe aumentar su cifra de coproducciones hasta el 50%, especialmente con el cine iberoamericano.


     
    Los Estados con sistemas de protección han establecido Acuerdos bilaterales para  regular cuando y qué ayudas corresponden a las coproducciones. España tiene Acuerdos vigentes con trece Estados. El aumento de las coproducciones y la necesidad de facilitarla a productores de Estados sin Acuerdos entre sí o que prefieran regirse por normas más generales, promovió el Acuerdo Europeo de Coproducciones en1992 y el Acuerdo Iberoameriano de Coproducciones de 1989.







      Las coproducciones españolas tipo´, que favorecen la creación personal, son frecuentemente tripartitas, Mar adentro (España, Francia e Italia) o bipartitas, como Todo sobre mi madre (España-Francia) e igual los franceses como la exitosa franco-belga, Nada que declarar. Los productores europeos suelen recurrir también a ellas para películas de alto presupuesto, como Los tres mosqueteros en 3D (Reino Unido, Francia y Alemania), con gran aceptación por el público. Y en estos tiempos de difícil financiación, al contar con una subvención menor, los productores españoles recurren a ellas cada vez más, como vemos en las películas españolas seleccionadas por el Festival  de San Sebastián de este año,  que alcanzan la cifra de veintitrés en sus distintas secciones. Doce son coproducciones: 2 con Argentina, 2 con Argentina y Francia, 1 con Francia y Uruguay, 1 con Perú. Argentina y Colombia,  1 con Francia y Bélgica, 1 con Reino Unido, 1 con República Dominicana, 1 con Francia, 1 con Canadá y  1 con Alemania, Están representadas todas las modalidades de coproducción y  han permitido conservar sus características nacionales, argentinas en El clan de Pablo Trapero y la  española en Regresión de Alejandro Amenábar. El exceso de películas españolas en el Festival no ha beneficiado al cine español, ya que ha puesto de relieve que creativamente no pasa por su mejor momento. La coproducción de El clan es similar en su planteamiento a la de El hijo de la novia o Relatos salvajes.





         Los productores eligen temas nacionales o locales, para así optar a las ayudas públicas de sus países. En ocasiones consiguen obras maestras o suficientemente atractivas, que son aceptadas internacionalmente, sin embargo esta temática  dificulta muchas más veces su circulación internacional. Obstáculo que  superan las coprodicciones,  ya que en la actualidad están teniendo unas buenas taquillas en diferentes países. Esta cualidad cobra hoy en día gran importancia, sin olvidar la de completar la financiación.


                        
      Si nos preguntamos cómo aprovechar la experiencia económica y estética para mantener el nivel de producción, veremos que partiendo siempre del talento para desarrollar un proyecto atractivo, son claves la coproducción y el incremento que se está produciendo en Europa de las desgravaciones ((tax-shelters) a los inversores en producción cinematográfica. Explican el auge de la producción europea, pero no nos hagamos ilusiones, no bastará sin una distribución fuerte.  







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