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sábado, 10 de marzo de 2018




  DIRECTORES DE CINE HÚNGAROS





       La década de los 60 es la edad de oro del cine húngaro y coincide con la corriente del nuevo cine en todo el mundo. El pensador marxista György Lukács defendió el nuevo cine. Tras la revolución de 1956, aplastada por la URSS en octubre del 56, Lukács fue encarcelado un año y tuvo que exiliarse a Rumanía.  A su regreso de Rumanía, a principios de los años 70, fue uno de los grandes defensores del nuevo cine: "Los realizadores más brillantes, como Kovács o Jancsó, vemos que utilizan las nuevas posibilidades técnicas para innovar. El cine húngaro tiene hoy día un papel de vanguardia cultural".


Carrusel



     En 1975 estaba en Budapest seleccionando  cine húngaro para la Semana de Cine en color de Barcelona y pude  ver  La frase inacabada (1974) de Zoltán Fábri, que  transcurre entre los años 20 y los 40 y es un fresco social, bastante cercano al cine de Visconti, adaptación de la novela de Tibor Déry.  Fábri nos comen sobre su película: Recuerdos e imágenes del futuro se mezclan al presente, adquiriendo nuevos significados para el protagonista. Era ya un veterano, que había destacado desde los 50, con un extraordinario éxito, Carrusel (Korhinta,1955), un Romeo y Julieta en el periodo del cambio en el campo. Pensaba como Lukács: Los cineastas húngaros son ejemplo de cómo puede nacer un nuevo cine en un país sometido a una dictadura. 


Testigo

      La fuerte personalidad creativa de Péter Bacsó le permitió sobresalir  en el “nuevo cine. Me gustan los personajes que no toleran los abusos e intentan cambiar situaciones injustas, como ocurre en  tres de mis películas. Los protagonistas son distintos, pero coinciden en actuar como Quijotes,  nos dijo Peter Bacsó refiriéndose a Romper el círculo (1970), Tiempo presente (1972) y El último esfuerzo (1973). Acababa de terminar Las centelleantes (1974), película que definiríamos como feminista. Bacsó muestra a unas jóvenes obreras luchando por la democracia en las fábricas, lucha que se desencadena al reclamar una guardería: Son numerosas, pero no se las considera cualificadas, no se ha valorado su enorme importancia en la industria o en el campo, muchas empresas, incluso sectores, estarían en peligro de desaparecer sin su trabajo. Son también personajes que quieren hacer cambios, aunque el estilo y la interpretación de cada película cambia, en esta tiene gran importancia la música y las canciones. Es el autor que mejor aprovechó la relativa apertura para tratar la problemática de los obreros. Sus personajes se enfrentan a conflictos sociales y a la injusticia. El propio Bacsó declaró: deseo que las personas se atrevan a utilizar todas sus posibilidades y tengan el valor de exigir sus derechos. Poseía un sentido crítico y humor, que sobresale en El testigo (1969), sobre los juicios farsa de los años 50, prohibida y no estrenada hasta diez años después, o en La novia de Stalin (1990).
  
     
Viaje alrededor de mi cráneo
 

   
      Era un director importante György Révész ya en la primera generación, que denomina “generación hambrienta”, por las privaciones que pasaron e indica también su deseo de alcanzar conocimientos, que la Guerra les impidió obtener. Su primera película notable es Tierra de ángeles (1962), título que hace referencia a un barrio industrial de Budapest en los años anteriores a la Primera Guerra Mundial.  Cada uno de los habitantes tiene que enfrentarse, a su manera, a distintas situaciones, tratadas con sentido del humor. Révész dirigió algunas comedias y musicales, afirmó: Divertir no es tarea inferior, no significa falta de calidad artística. Es mucho más difícil comunicar ideas y divertir al mismo tiempo, con lo que se llega a un público más amplio. El cine es arte y espectáculo para las masas. Obtuvo notables éxitos con adaptaciones de novelas que le parecían: no son solo bellas y sinceras, sino que además influyen sobre la conciencia de los espectadores. Entre ellas Tres noches de amor (1967), tragicomedia musical basada en la obra del autor satírico Frigyes Karinthy o Viaje alrededor del cráneo (1970), film insólito basado en la novela de Gábor Goda, situada en la República de los Consejos en Hungría 1919.





        Un pueblo desierto entre colinas. Persianas echadas, casas sin puertas, unas botas viejas olvidadas, todo habla de la huida de sus vecinos. Es el escenario insólito de Paisaje muerto (1971) de István Gaál, director que desde su primera película  Remolinos (1963) ha gozado de gran aceptación internacional. Titulado de la Escuela de Arte Dramático y Cinematográfico, estudió durante dos años en el Centro Sperimentale de la Cinematografia de Roma. Se inició en el campo documental y del cortometraje, mostrando una cierta afinidad con el pos-neorrealismo. La prestigiosa crítica húngara, Ivette Biro, señalaba que István Gaál es el inicio del joven cine húngaro al que aporta sinceridad, realismo y una gran belleza plástica. El tema de la despoblación de los  pueblos se inspira en un hecho real ocurrido en el pueblo de Gyurüfü, en el sudoeste de Hungría, es  hoy muy actual, al igual que el problema de las mujeres. Paisaje muerto es el paisaje interior desierto de los protagonistas, una mirada intimista sobre una pareja todavía joven, los últimos habitantes. El marido quiere seguir pero para la mujer se vuelve insostenible. En el fondo, el tema que se encuentra en el cine de Gaál, es la desigualdad en las relaciones hombre-mujer: Quería contar en mi película la inferioridad de la mujer, uno de los peores males heredados de los vestigios del feudalismo. El hombre es el que decide y la mujer está en inferioridad”, afirma Gaál. La soledad de la protagonista desemboca en un drama. A Gaál le apasionan las relaciones de los individuos y la comunidad y la situación de la mujer. Así en Legato (1978), bajo un ángulo distinto, vemos las relaciones entre un joven estudiante de medicina, András, y su esposa, Marí, de vacaciones en un pueblo, donde estuvo el padre de András, héroe de la resistencia. Los recuerdos tienen un efecto inesperado en Mari.





Ferenc Kósa desarrolló un lenguaje poético y duro, como puede verse en su película, en cuyo guión colaboró el poeta Sándor Csoóri, Diez mil soles (1967), que obtuvo el premio a la mejor dirección en Cannes. Igualmente en La nevada (1974), construida como una balada. Estructura la película en secuencias muy diversas, que poseen unidad de significado, estando separadas por el silencio de las montañas y del bosque. Parece tiempo de paz, solo se escucha el viento que sacude los árboles, pero la guerra no está lejos. Estamos en 1944, y un soldado, que ha abandonado el Ejército con un permiso, obtenido con engaño, recupera su dignidad perdida incorporándose a la Resistencia.  

Garabatos


         Destacaron dos autores que se iniciaron con cortos, Ferenc Kardos y János Rozsa, codirectores con gran impacto de Garabatos (1966), una obra llena de frescura que cuenta el descubrimiento por un niño de siete años del mundo de la escuela, de la familia y de los mayores y la alegría que proporciona la naturaleza a través de los colores. Presentado en la Semana de la Crítica consiguió un gran impacto en los medios intelectuales del cine. Kardos realizó posteriormente telefilms y Rosza dirigió varias películas sobre la adolescencia y trabajó como director y productor. Un autor de reportajes, que fue alumno de la Escuela de Cine de Moscú, László Lugossy, dirigió una obra sobresaliente, La identificación (1975), que obtuvo el premio a la mejor ópera prima en el Festival de Berlín. El drama vivido por un antiguo prisionero en un campo de concentración en Ucrania. Quiere recuperar su propia identidad, ya que por un error confundieron su nombre con el de un evadido, cuyo nombre le dieron al detenerle. Algo que no le importó hasta que regresa a Hungría.


        Los profesionales del cine eran contrarios a que Hungría fuese un  satélite soviético. Tras el aplastamiento de la revuelta de 1956 se respetó al cine, pero la Policía secreta controlaba a sus líderes. Especialmente amenazado estaba Pál Gábor, que se había distinguido en las protestas. János Kádár colaboró con los soviéticos en la represión de la Revolución de 1956, fue nombrado Primer Ministro y a partir de 1965 Presidente del Partido Comunista. Era la máxima autoridad y en 1968  abogó por la coexistencia con Occidente, hizo reformas económicas liberales y practicó una relativa tolerancia con la cultura, permitiendo el desarrollo del cine vigilado. Fue una dictadura de 30 años conocida como "comunismo goulash" o "kadarismo".




Padre


      István Szabó se reveló con una descripción de la sociedad, Padre (1966), protagonizada por un niño, al que sigue hasta la adolescencia, hijo de un héroe popular al que los otros niños tratan como si por herencia fuera también un héroe. Sucede en la época de Stalin y emplea la ironía, el absurdo y un tono onírico. Triunfó con Cuentos de Budapest (1977), una brillante alegoría. Finalizada la guerra, un grupo descubre un tranvía abandonado y con el esfuerzo de todos consiguen ponerlo en unas vías cercanas y suben sacos de provisiones abandonados. El tranvía se convierte en su hogar, que defienden de extraños y donde disputan, nacen amores y amistades, otros se separan y algunos mueren en defensa de sus compañeros. Posteriormente alcanzó el éxito internacional, rodando en inglés películas, como Mefisto (1981) o Conociendo a Julia (2004).




       Pál Gábor analizó la sociedad y las actitudes humanas en su revelación, Territorio prohibido (1968). Más tarde en Viaje con Jacob (1978), los protagonistas son un joven,  rechazado por la Universidad al carecer de dinero, por lo que trabaja como inspector de extintores, y colabora con un veterano en este oficio, interesado en conocer en sus viajes de inspección la Hungría profunda. Llevarán una vida de aventuras y vivencias que ponen de relieve a la sociedad húngara. Tiene un film de culto, Ang Vera (1978) protagonizado por Vera Pap en el papel de enfermera, que protesta por las condiciones sanitarias y es enviada a un curso de reeducación. Dirigió una coproducción de Hungría con España, La fuga legendaria (1984), sobre un aviador norteamericano caído en territorio nazi y su última película, La esposa era bellísima (1986), una coproducción húngara-italiana, protagonizada por Ángela Molina y Stefania Sandrelli,que  transcurre en Sicilia.


Adopción

                 La temática sobre las mujeres inspiró a la directora Marta Mészáros sus mejores obras, junto a temas autobiográficos, políticos y sociales.  Trasladada al cumplir los cinco años con su familia a Moscú, donde fallece su madre y su padre, escultor, es detenido y fusilado por el régimen de Stalin, hecho del que no se enteró hasta que tuvo lugar la caída del comunismo en Hungría en 1989. Experimentó rodando cortos y documentales en los que  supo transmitir sus ideas sobre el arte. Llama la atención con Eltavozott Nap (The girl, 1968) premio especial del Jurado en Valladolid, sobre una joven educada en un orfanato que al final decide conocer a su madre. Tuvo un notable éxito internacional con Adopción (1975), que fue premiada con el Oso de Oro en el Festival de Cine de Berlín.  La protagonista, Kata, viuda, tiene relaciones con un hombre casado, pero le abandona al ver que es un inmovilista, contrario a la igualdad de sexos. Kata conoce a Anna, una joven  a la que desea adoptar, pero Anna prefiere casarse. Kata interviene para que los padres del novio den el permiso. Kata solicita la adopción de un bebé en el Asilo. La amistad entre las dos mujeres continúa, con el interrogante sobre si conseguirán sus propósitos de felicidad. Obtiene un notable reconocimiento con su trilogía semiautobiográfica, Diary for my children (1984). Gran premio en Cannes, Diary for my lovers (1987) y Diary for my father and mother (1990). Feminista, preguntada por la igualdad y el ascenso de la mujer contestó:¿Por qué no? Hay muchos hombres sin talento ocupando importantes cargos y se considera natural.

Los sin esperanza

        
            Miklós Jancsó es símbolo de la renovación, tanto temática como de lenguaje. Abandona la idea romántica de las revoluciones y en su narración utiliza planos largos, ya que le parecen menos agresivos para el público que el montaje, la composición en círculos y líneas, utilizando las canciones y la música. Lukács afirma que se venía glorificando los movimientos revolucionarios anteriores de 1848 y 1867 como liquidadores del feudalismo, cuando entonces era casi inexistente y además fueron incapaces de detener el auge del capitalismo. Miklós Jancsó en Los sin esperanza (1965) rompe definitivamente esta interpretación al narrar uno de los ramalazos finales en 1869 de estas revoluciones, cuando un grupo de ciudadanos, cansados del mal gobierno se convierte en un grupo de bandidos, al estilo de Salvatore Giuliano de Rossi o Antonio das Morte de Rocha. No se trata de presentar a los revolucionarios buenos y a los contra-revolucionarios como asesinos, sino de mostrar quienes luchaban por la buena causa y quienes no, comentó Lukács. Es el planteamiento de Jancsó, también en en "Rojos y blancos” (1967), durante la revolución soviética un grupo de bolcheviques y voluntarios húngaros, prisioneros de los zaristas, organizan la resistencia; la película prohibida en la URSS por poco heroica, tuvo un gran éxito internacional. Igual en Silencio y gritos (1968), aplastada la República de los Consejos de 1919, un joven partisano se refugia en una granja y le ayudan dos partisanas y el marido de una de ellas, mientras un oficial de la policía ronda en la proximidad. Es una trilogía que evita la mixtificación de la historia.





              Los pobres ya no están tranquilos porque saben que su salvación depende ahora solo de ellos mismos, declaró, antes de iniciar el rodaje, MiKlós Jancsó de Salmo rojo (1971), que refleja las reivindicaciones sociales, y a la vez es un  ejercicio de estilo, como sus anteriores películas. A finales del siglo XIX, un grupo de campesinos en busca de un futuro mejor defienden sus derechos y pasan el tiempo cantando y bailando. El administrador de aquellas tierras, aprovechándose de su hambre, les ofrece un banquete y sacos de trigo, pero los campesinos no ceden. Llegan los soldados, un joven cadete se niega a dispararles, firmando su sentencia de muerte. Campesinos, mujeres y soldados entre flores, hierba y caballos  se rodean unos a otros creando extraños corros. Los campesinos celebran  una fiesta y cantan y bailan junto a los soldados en torno al Árbol de la Fecundidad. Una orden cambia la situación y los soldados reprimen con fuego la rebelión. Una joven, con una pistola, un símbolo, elimina a los soldados que han disparado. Salmo rojo es una sucesión de círculos, que se exaltan o desvanecen inesperadamente creando una combinación geométrica de colores y movimientos. Me gustaría actuar pedagógicamente, aseguraba Jancsó. Sé que tendría que aportar una filosofía, pero me es imposible. Por eso tan solo juego, es decir hago películas. Jancsó se mueve entre la ingenuidad y la certeza, alcanzando un gran atractivo gracias a  la originalidad de su estilo.


Días helados

   Días helados (1966) de András Kovács muestra al ejército húngaro, aliado de las tropas de Hitler, contra partisanos serbios,  acorralándolos en bosques helados, -27 grados, en la realidad también se eliminó a grupos de judíos para congraciarse con Hitler. fue una mera excusa para invadir territorios yugoslavos. Kovacs analiza la responsabilidad histórica y la individual, lo que desagradó a algunos sectores, según Lukács, que creen que el pueblo siempre es perfecto. András Kovács es un realizador clásico, iniciado en los 50, con un gran dominio del lenguaje, que no coincide con Jancsó más modernista, aunque sí lo hace al cuestionar la historia, especialmente el estalinismo. En Días helados la narración se realiza desde distintos puntos de vista, como Kurosawa, por medio del empleo de flashbacks.  En sus siguientes películas denunció a los burócratas, se aproximó al difícil tema de la “intelligentsia” y volvió a preocuparse en Terreno baldío (1972) por la nación húngara y narra las contradicciones de los intelectuales, durante la revolución proletaria de 1919.

            Kovács estaba cansado de que le acusasen de promover el nihilismo y la desilusión, por lo que decidió realizar Laberinto (1976) sobre la importancia de tener opiniones, de tomar posición ante los hechos. Kovács rodó cine dentro del cine, como cieron  Truffaut, Fellini o Wajda con temas totalmente diferentes. El protagonista es el director de una película, que detiene el rodaje al darse cuenta que actores y técnicos tienen una opinión distinta sobre el tema central de la película, el suicidio del protagonista. Cada uno tiene su verdad. Pero, dice Kovács, el suicidio del protagonista no lo provoca una enfermedad incurable, una vida frustrada o problemas económicos, sino el considerarse incapaz de ensalzar la revolución en su trabajo, al impedírselo la burocracia conformista. El director opta por contar su verdad y que los espectadores decidan. Como gran parte del nuevo cine, Laberinto, es un compromiso con el socialismo al representar la realidad tal como es, pero se distancia de la interpretación de los burócratas comunistas en el poder. Regresa a la II Guerra Mundial con Paraíso Temporal (1981), construida con elegancia. Un grupo de prisioneros franceses se escapa hacia los Balcanes. Dos de ellos , Jacque y Gerard,son capturados e internados cerca del Lago Balaton, en Hungría, aliada de Alemania. Jacques vive una relación amorosa con una joven abandonada por su marido por su origen judío. Es un intervalo poético en medio de la barbarie.                          

           Los cineastas húngaros desarrollaron una brillante búsqueda formal, tratando hechos revolucionarios anteriores al comunismo y temas cotidianos y sociales, siempre en el filo de lo permitido por las autoridades comunistas.

Directores comentados:


 Zoltán Fábri, Péter Bacsó, György Révész, István Gaál, Ferenc Kósa, Ferenc Kardos, János Rózsa, László Lugossy, István Szabó, Pál Gábor, Marta Meszáros, Miklós Jancsó. András Kovács


      


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