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sábado, 18 de marzo de 2017



   SERIES RECIENTES Y DESTACADAS



  Legion, The good fight, Nobel, Girls, Beau Sejour, Inside Number 9, Big little lies


 Legion



       La influencia actual de X Men es notable y la relación de Fox con Marvel ha sido constante estos últimos años, siendo la más reciente Legion (FX, 2017), que emite su primera temporada de ocho capítulos. Es la obra más distante de X Men, escrita por Noah Hawley (Fargo), director también del piloto. Hawley ha buscado realizar una obra imaginativa, personal, en las que ha reconocido la influencia de Pink Floyd, David Lynch o de La naranja mecánica de Kubrick, intentando conseguir el Breaking Bad de los X Men. Es una serie imaginativa en la que el telespecctador percibe la acción como si fuese entre un sueño y la realidad. Pretendidamente se mueve entre la claridad y la oscuridad, pero con las luces suficientes para crear el interés por seguir con gran interés la trama. El protagonista es un joven, David Haller (Dan Stevens) que se encuentra en un Hospital Psiquiátrico diagnosticado de esquizofrenia. Es hijo del fundador de la Patrulla X, Charles Xavier. Una joven (Rachel Keller) se convierte en la amiga de David y descubre que las voces  que oye y las imágenes que ve son reales; no está esquizofrénico, sino que posee un gran poder mental. Es una narración bien construida y distinta de las habituales que parten de los X Men.


The good fight




                     The good fight (CBS, 2017) es la secuela de una  serie de ´éxito, The good wife (2009-2016), escrita por los mismos guionistas, Michelle y Robert King, con una estructura similar sobre el mundo delictivo y la respuesta judicial en Chicago. El segundo personaje atractivo deThe good wife. Diane Lockhart, interpretada por Christine Branski, es la protagonista de la nueva serie. Trabaja en un nuevo bufete de abogados y se ha buscado la existencia de un escándalo financiero para justificar su traslado, La acompaña una recién licenciada interpretada por Rose Leslie, hija de un millonario y famosa por haber interpretado a Igritte en Juego de tronos. Los guiños a The good wife son constantes y mucho tienen que trabajar los guionistas para dotar a la nueva serie de vida propia, ya que The good wife tenía toda su fuerza en el personaje de Alicia (Julianna Margulies) una mujer que lucha por su reputación, sacar adelante sus hijos y romper y reconciliarse con su marido. Diane es ahora una abogada liberal, los King han reescrito los guiones tras la victoria de Trump y el nuevo marco político puede facilitar nuevas situaciones interesantes.


Nobel


        Nobel (NRK, 2016-17),  creada por Per Olav Sorensen, Mette Bostad y Stephen Hander es la nueva serie nórdica que destaca. Noruega, un país que podría replegarse sobre sí mismo, decide no ser neutral en un mundo lleno de amenazas, especialmente por uno de sus vecinos. Participa con un destacamento en las Fuerzas especiales de la OTAN en Afganistán con la labor de proteger a diplomáticos. El teniente Erling Riiser (Aksel Hennie) vuelve a Oslo y descubre que se aprovecha la colaboración en defensa para encubrir turbios negocios sobre pozos petrolíferos. La acción transcurre en Afganistán y en Oslo con fuerza dramática y verosimilitud con crítica  a las conspiraciones políticas tan frecuente en las series nórdicas.


Girls




                                                   

La última temporada de Girls (HBO, 2012-2017), escrita, dirigida y protagonizada por Lena Durham, ha confirmado que es una de las grandes series de televisión. Tiene algunos precedentes brillantes, (Friends (1994-2004) o Sexo en Nueva York (1998-2004), pero Girls retrata la situación actual de las mujeres jóvenes en Nueva York, en el barrio de Brooklyn, sus osadías y sus temores, reacciones fuertes y frágiles, necesidad de cariño o de sexo, encontrar un sitio en la sociedad. Hannah el personaje que interpreta Lena Durham quiere dedicarse a escribir y se encuentra que sus padres ya no le van a sufragar los gastos, debe arreglárselas sola y con sus amigas. Las protagonistas son cuatro mujeres y junto a Lena, interpretadas por actrices con vivencias próximas a sus personajes, Jennina Kike, Allison Williams y Zosla Mamet. Un tono de verdad y un aire cool impregna toda la serie.

Beau sejour
                             
       
    La serie Beau sejour (VRT-ARTE, 2017), dirigida por Natalie Basteyns y Kaat Beels, también los principales guionistas, une el género thriller al fantástico. Hay un elemento sobrenatural que admitimos fácilmente según avanza la serie, la joven Kato (bien interpretada por Lynn Van Royen), aparece viva junto a su cadáver, ya que ha sido asesinada en una habitación del Hotel Beau Sejour, es como su doble y no recuerda nada. Va a asistir a todas las investigaciones sobre su asesinato. Solo muy pocos pueden verla, que deben recuperarse de la sorpresa de encontrarla viva y a la vez saberla muerta. La realización es muy detallista y conduce el relato con credibilidad, casi en tono documental, con un color en las imágenes de tomos sombríos. Esta producción flamenca destaca por su originalidad y el cuidado en todos sus aspectos para dotar de realismo a un relato con fantasía.

Inside Number 9
                                          
         
                                            
      Humor negro y drama, Inside Number 9 (BBC, 2014-presente) una de las series más innovadoras creada por Seece Shearsmith y Steve Pemberton, que también interpretan varios personajes. Tiene la capacidad de as0mbrar en cada uno de los episodios oscilando de lo extraordinario a lo macabro, de la fantasía a la pesadilla, al horror o al asesinato. Sin embargo la serie es amena y no hace sufrir a los telespectadores. El título responde en que la acción siempre tiene lugar en una mansión, apartamento o local que tiene el número 9. Siguiendo la costumbre británica de producir especiales para la Navidad han emitido El diablo de la Navidad, una familia convencional llega a pasar las Navidades a un hotelito de los Alpes austríacos donde les recibe el director, un antiguo guía de sospechosa afabilidad. El relato aparece como una emisión de 1977 en la que la voz en off del director va señalando los errores para que se corrijan  no tardan en surgir elementoes atemorizadores. Utilizan cuentos, historias populares, leyendas y bulos para construir sus divertidos shows. Es un espectáculo de variedades y se nota que Shearsmith y Pemberton han hecho teatro en West End, cuyos resortes dominan. La creatividad de la serie ha sido recompensada con diversos premios.

                                              


    En un tiempo en que la creatividad de las series norteamericanas pierden parte del impacto de sus grandes series que se iniciaron con Los Soprano, resulta atractiva Big little lies (HBO, 2016), basada en la novela del mismo título de Liane Moriarty, adaptada por David E. Kelly, creador de series legendarias como Ally McBeal o La ley de Los Ángeles y brillantemente dirigida por Jean-Marc Vallée. La acción ocurre en Monterrey (California), ciudad turística con riqueza pesquera. La trama transcurre entre la clase alta, lujo, villas sobre el mar, buenos colegios y las principales protagonistas son dos aparentemente mujeres perfectas, interpretadas por Reese Wintherspoon y Nicole Kidman, estallando el drama con humor cuando llega a la comunidad una madre soltera, interpretada por Shaliene Woodley. Se inicia con el asesinato de un desconocido y después va revelándose la falsedad de una sociedad que esconde sus problemas. Puede encontrarse un eco de Mujeres desesperadas (Desperate Housewives).







domingo, 5 de marzo de 2017

 



       

LOS MEJORES CLÁSICOS DEL CINE                 IBEROAN¡MERICANO




Películas argentinas, bolivianas, chilenas, brasileñas, colombianas, cubanas, peruanas, uruguayas y venezolanas


                  Los Festivales de cine de Cannes, Berlín y especialmente en Venecia seleccionan cada vez más cine iberoamericano. Es España el aumento aun es mayor, tanto el Festival Internacional de Cine de San Sebastián como el de Cine Español de Málaga, en el que ya representa el 50% de su programación, en una decidida orientación de absorber las actividades del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, donde hasta ahora se proyectaba el cine iberoamericano semiolvidado. El actual auge de la creatividad de las cinematografías iberoamenricanas ha hecho crecer el interés por sus películas clásicas. Estas películas formarán parte de la Muestra "Clásicos del cine latinoamericano, 1932-1960", que tendrá lugar en Los Ángeles del 31 de marzo de 2017 a octubre de 2018.  En este artículo nos centramos en las producidas entre los años 50 y 80. 

Argentina

      


  En los años 50 hubo un grupo de directores que obtuvieron una notable acetación con un cine de género, costumbrista y a menudo melodramático. Tras dominar el cine iberoamericano en los años 30, el cine argentino llega aun con fuerza a los 50, Dios se lo pague (1947), así como  Nacha Regules (1950) de Luís César Amadori, Vendedora de fantasía (1950) de Daniel TinayreLos isleros ((1951) de Lucas Demare  Historia de una noche (1963) de Luís Saslavsky.   Leopoldo Torre Nilsson fue el primer innovador,  que trata de distanciarse del cine anterior que podemos consuderar cine criollomcon La casa del ángel (1957), sobre una novela de Beatriz Guido, su gran colaboradora en los guiones. Trata la decadencia de la buena sociedad porteña en los 20 . En El secuestrador (1958), unos niños y un exsacerdote extravagante, vestido con una raída sotana, al que una infancia diabólica le ha trastornado. Prosigue con el tema de la infancia inocente, pero difícil, en La caída (1959).  La madurez la alcanza con La mano en la trampa (1961) en la que una joven descubrirá la complejidad de la vida. Todas sus películas tienen humor negro, consolidando su triunfo artístico y comercial con Martín Fierro (1968), basada en el poema histórico de José Hernández, sobre el mundo gaucho.

          Fernando Ayala posee un lenguaje moderno, El jefe (1958) protagonizada por una pequeña banda de delincuentes menores, en Paula cautiva (1963) el hilo argumental es un rico argentino que regresa de EEUU y se hace acompañar por una bella “call-girl” de la buena sociedad. Destaca el fondo musical en el que se encuentra el bandoneón de Astor Piazzola. Su prestigio y la aceptación de los espectadores se confirman por Hotel alojamiento (1966). Un matrimonio, con la mujer a punto de dar a luz, se aloja por error en una casa de citas.   David José Kohon alcanza una cierta aceptación con Tres veces Ana (1961), tres historias con protagonistas adolescentes, , mostrando su vida y los barrios de Buenos AiresVuelve a utilizar la unidad espacio tiempo en Breve cielo (1968), la historia de veinticuatro horas de la relación de unos adolescentes. Lautaro Murúa, actor chileno, dirige su primera película en Argentina, Shunko (1980), planteando las reacciones de un profesor trasladado a una escuela en Santiago del Estero, cuyos alumnos son quechuas, con la superación de la incomprensión mutua. Manuel Antín, influido  muestra su elegancia realizadora en Don Segundo Sombra (1969), en la que el protagonista llega a ser un perfecto gaucho siguiendo el ejemplo de su padre, Segundo Sombra, un modelo para los gauchos.Y con un estilo más austero y, con toques de humor, Fernando Birri describe la vida de los habitantes de Santa Fe, junto al Salado, en  Los inundados (1962).

                  Tuvo éxito artístico y de publico, desde su primera película Rodolfo Kuhn, Los jóvenes viejos (1962), un grupo de jóvenes desilusionados del conflicto con la generación anterior. Y en La hora de María y el pájaro de oro (1975), rueda en la provincia de Corrientes, en el norte de Argentina. Allí perviven extraños ritos y creencias llenas de magia y eretismo y sirve a Kuhn para contar una historia de sometimiento y represión. Un joven cantante y actor, Leonardo Favio, conectó con el público, con un estilo nuevo como director en Crónica de un niño solo (1965), alegoría del peronismoo y revela el alma de la mujer argentina. Fernando Solanas y Octavio Genino rodaron en 1968, de manera clandestina, una trilogía documental,  La hora de los Hornos, formada por tres largometrajes sobre el colonialismo y la violencia en Iberoamérica. Y un ex ayudante de Robert Bresson, Hugo Santiago, contó con los escritores Jorge Luís Borges y Adolfo Bioy Casares para realizar Invasión (1969)cine fantástico. Héctor Olivera, Psexoanálisis (1968), un experimento inteligente. Eliseo Subiela, que pertenece al grupo que él denominaba "los poetas del cine, autor de El hombre mirando al sudeste (1986), con el ondo de las montañas andinas, mientras se oye el lamento de la quena, el instrumento musical de la región.

             Sanjinés dirige a continuación La sangre del cóndor (1969), protagonizada por dos grupos: los Cuerpos de Paz yanquis y los indígenas. Vemos a un científico en California hablar sobre la inferioridad de los indígenas, animales que hay que erradicar. Llegan los Cuerpos de Paz a Bolivia con la misión de esterilizar a las mujeres indias. Los sabios indígenas leen en la hoja de coca, su viejo sistema de predicción, que los Cuerpos de Paz traen la muerte al vientre de sus mujeres. Se sublevan y sorprenden a los norteamericanos con la intención de castrarlos. Las imágenes de los indígenas empuñando rifles en alto son un símbolo de la lucha contra el imperialismo. Yawar mallku es cine de grupos, abundan los planos secuencias y se subraya mediante planos generales y medios los grupos, evitando los primeros planos que aislarían a los personajes. Esta construcción permite la reflexión, aunque implica cierta lentitud en la acción. La fotografía y encuadres poseen notable belleza. Sanjinés llevó adelante el proyecto de El coraje de un pueblo (1971), relato de la masacre que el 24 de junio, la noche de San Juan, llevó a cabo el Gobierno del General Barrientos sobre un movimiento sindical. Las fuerzas represoras aplastaron las protestas con la excusa de que estaban vinculadas a la guerrilla del Che Guevara, entonces en tierras bolivianas. Inicia la película con un fotomontaje de varias represiones anteriores a los trabajadores, y a continuación aparecen personajes reales que sufrieron la represión, alternando con ellos la ficción de los hechos, alcanzando un estilo dialéctico de gran eficacia.

        Antonio Eguino alcanzó un notable éxito con Chiquiago (1978)nombre original de La Paz, que significa la ciudad del río de oro. Forma parte de la serie de películas que captan la vida de una ciudad. Eguino estructura la película en cuatro relatos, que no guardan relación entre sí. En cada uno de ellos el protagonista vive en uno de los cuatro barrios de La Paz. En la zona alta viven los más pobres, normalmente campesinos, emigrados a la ciudad, que aun mantienen vínculos con el campo. Descendiendo, en el plano siguiente habita una población marginal, originariamente campesina, pero ya convertida en lumpen. En el casco histórico y alrededores vive la clase media y en la parte baja, donde la ciudad se abre al río, están las elegantes mansiones de la clase rica y poderosa. Bien contada, tiene un tono emotivo, debido a la verdadera protagonista, la ciudad.


                   
      
Brasil

    
Dios y el Diablo en la Tierra del Sol


O Cangaçeiro (1953) triunfó en el Festival de Cannes de 1954, tuvo un gran éxito de público y lanzó a su director Lima Barreto. Es la historia de un bandolero del nordeste del país, contada como un western, y posee una notable música, inspirada en temas populares, que contribuye al significado de la película, sin limitarse a música de fondo.  el cine brasileño  cambia con Rio 40 graus (1961) de Nelson Pereira dos Santos. Próxima al “cinéma verité” observa a los chiquillos que venden cacahuetes en Copacabana, a la gente que sube al Pan de Azúcar o el espectáculo vital de un partido de fútbol.  Pereira dos Santos marca el estilo del cinema növo con una verdad cruel en Vidas secas (1963), rodada en el Nordeste, sobre una familia, que por la sequía debe abandonar su tierra y emigrar. Una nueva sequía les obliga a emigrar de nuevo. Roberto Farias inicia con un cine realista en Ciudad  amenazada (1959), de estilo policial. Nacía el cinema novo.  La consolidación del cinema nôvo es obra principalmente de Glauber Rocha con Dios y el Diablo en la Tierra del Sol (1964), con imágenes volcánicas, llenas de fuerza en las que está el espíritu tradicional de Brasil. Los auténticos protagonistas son los pobres, que deben elegir entre el refugio religioso con el bendito Sebastiao o la protección del criminal Corisco, el último “cangaçeiro” al que persigue Antonio das Mortes. Tiene planos violentos, diálogos subversivos y una música inspirada en la tradición, creando un poderoso y nuevo lenguaje.  Rocha dirigió un nuevo film, tres años más tarde, Tierra en trance (1967), ferozmente subversiva.  Es una crítica al Brasil surgido tras el golpe militar. 


        
Joaquim Pedro de Andrade impulsó la realización de un largometraje de cinco episodios, uno de ellos dirigido por él y los otros por Leon Hirszman, Carlos Diegues, Miguel Borges y Marcos Farias, titulado Cinco vezes favela (1962), que se convirtió en la carta de presentación del cinema nôvo. Hirszman triunfó con su primer largometraje, La fallecida  (1964). Una mujer casada tiene un amante y un día una vecina les descubre por la calle, surgiendo en la mujer un sentimiento de culpa que le lleva a la muerte. Hirszman tiene un humor sutil, un notable interés por los sentimientos femeninos y un deseo de mostrar Río de Janeiro. Carlos Diegues dirige Ganga Zumba (1963), protagonizada por un esclavo fugitivo que funda una comunidad de esclavos libres, que se rigen por sus propias leyes. Joaquín Pedro de Andrade realiza El padre y la muchacha (1966) en la que un joven sacerdote llega a una pequeña ciudad de Minas Gerais y altera la vida de la sociedad conservadora. La denuncia del sistema político  es desarrollada en Os herdeiros (1969) por Carlos Diegues, sobre la memoria histórica reciente de la etapa de dictadura de Getulio Vargas. Ruy Guerra dirigió Los cafajestes (1962), en la que  describe el ambiente de Río de Janeiro y Copacabana, mostrando los bajos fondos, al seguir a dos malhechores. Es autor de una película mítica del cinema novoLos fusiles (1964), relatando el envío de un regimiento al Nordeste de Brasil para acabar con la revuelta de los pobres hambrientos que asaltaban tiendas y almacenes. Más tarde Ruy Guerra plantea las luchas por el control del mercado del cacao, en los años 30 al sur de Bahía en Los dioses y los muertos (1971).

       Pereira dos Santos tuvo una etapa dedicada al canibalismo de algunas tribus. En Como era gostoso o meu frances (1971), situado en el período de la invasión francesa, narra centrado en la tribu de los Tupinambás,   sus hábitos y como devoran a un francés para celebrar su victoria frente a sus enemigos los Tupiniquins. Basándose en una obra de Augusto Lima Barreto, tuvo su mayor triunfo Joaquím Pedro de Andrade con una película de evidentes tintes surrealista, Macunaima (1969), en la que parodia y caricaturiza defectos del pueblo brasileño y condena la violencia y el racismo. Rocha afirma que tiene un fondo nacionalista y el deseo de devolver el prestigio al cine brasileño. Es también autor de una divertida comedia situada en la provinciana CuriribaDomicilio conjugal (1974), protagonizada por un abogado que siente atractivo erótico por ciertas prendas de vestir femeninas, una pareja de ancianos con una vida llena de d


Chile


                                                  


 Aldo Francia es autor de dos interesantes largometrajes de inspiración neorrealista. Valparaíso, mi amor (1969) se basa en hechos reales y tiene un aire documental. Aldo Francia presenta a Marco, un matarife, despedido de su trabajo, y a su mujer que trabaja como lavandera, para mantener a los hijos. Marco busca empleo sin éxito, y un día encuentra una vaca en el campo a la que mata y va vendiendo en porciones su carne, con lo que respira económicamente, pero es descubierto, volviendo las penalidades a su hogar.Su siguiente película, Ya no basta con rezar (1972), narra la toma de conciencia social de un sacerdote. Rodada como un documental se presenta a dos sacerdotes. Miguel Littín se inspira en la crónica de sucesos para realizar El chacal de Nahueltoro, basada en un hecho ocurrido en 1960José del Carmen Valenzuela Torres era un campesino, trabajador temporero, que iba de un lugar a otro, buscando trabajo; analfabeto y alcohólico, vivía en Nahueltoro, con una campesina viuda, madre de cinco hijos, en el campo. Una noche, borracho, mata a la mujer y a sus hijos. Littín elige un estilo próximo al neorrealismo, rodando en el lugar del crimen, en la cárcel y en los locales en que transcurrió el juicio. La narración utiliza el presente y el pasado, para conocer la vida del campesino y la mujer antes del crimen. Es una dura reflexión sobre el analfabetismo en las clases bajas y sobre las condiciones laborales y sociales.  
   

          Caliche sangriento de Helvio Soto es un episodio vivido por un grupo de soldados chilenos, perdidos en el desierto durante la Guerra del Pacífico, 1873-1883, que enfrentó a Chile con Perú y Bolivia. Tiene el acierto de haber sido rodada en el desierto de Atacama, con una escenografía desnuda y una luz especial captada por Silvio Caiozzi, que volvía de EEUU de estudiar el uso de la cámara y del color y que más tarde debutó como director con Julio empieza en julio (1978). Caliche sangriento es un reflejo fiel de la inutilidad de la guerra. Tres tristes tigres dirigida por Raúl Ruiz, adapta la obra teatral de Alejandro Sieveking. Las escenas transcurren en típicos bares y en las calles de Santiago, reflejando el carácter chileno y su gusto por la discusión, la ceremonia, la ironía y la violencia contenida frente a los abusos políticos y sociales.  Un arquitecto, Álvaro Covacevich es autor de gran documental es La odisea de los Andes (1976), que realiza impresionado por el accidente del avión que volaba de Montevideo a Santiago, que se estrelló en el corazón de los Andes el 13 de octubre de 1972. Viajaban cuarenta pasajeros y cinco tripulantes, salvándose dieciséis pasajeros. En el avión venía un equipo uruguayo a jugar un partido de rugby, por lo que el accidente conmocionó a Uruguay. Los supervivientes vieron pasar los días sin que les rescatasen, ya que les consideraban desaparecidos. Dos de aquellos jóvenes decidieron ir en busca de ayuda y descendieron desde los 4000 metros del Tinguirica, atravesando a pie las cumbres y los ventisqueros de los Andes, con el fin de avisar que quedaban otros catorce  supervivientes junto a los restos del avión. Esperaron durante 71 días, recurriendo para sobrevivir a la antropofagia. Covacevich rodó en los lugares del accidente 


Colombia


Aquileo venganza


José María Arzuaga, dirigió Raíces de piedra (1961), sobre la dura situación de los chircaleros, trabajadores de las fábricas de  ladrillos, al sur de Bogotá,  y en Pasado meridiano (1965-1966). narra las desventuras de un auxiliar de una agencia publicitaria, que intenta llegar a tiempo a los funerales de su madre. La fórmula de la coproducción. con Venezuela y con México funcionó. y también se coprodujo con España y Cuba. El mejicano Julio Luzardo y el colombiano Alberto Mejía pudieron dirigir la película Tres cuentos colombianos (1962), formada por tres episodios. Tiempo de sequía dirigido por Luzardo muestra la extrema pobreza que obliga a una familia a comerse su perro. La sarda, también de Luzardo, sobre un pescador manco y su hijo que se ven obligados por su patrón a pescar con dinamita, frente a la comunidad de pescadores negros que pescan con red. Alberto Mejía en el episodio El zorrero, describe a lo largo de un día, los ambientes característicos y los personajes que habitan Bogotá, siguiendo al zorrero, persona que con un carruaje tirado por un caballo deambula por la ciudad. Entre las primeras está Tierra amarga (1963), en la que el cubano Roberto Ochoa narra la entrevista de una periodista norteamericana a un minero negro, en Quibobó.  La adaptación de la novela de Jaime Ibáñez, Cada voz tiene su angustia (1965)  dirigida por el mexicano Julio Bracho, película de contenido social y melodramático, transcurre en Soacha, un pueblo de los Andes, en el que se descubren el cadáver de un cojo en la caseta incendiada en que vivía y el de un joven en un despeñadero. Aparece el padre del joven como sospechoso y conocemos el mundo cerrado de esta región andina.  El mejicano René Cardona Jr. rodó con frecuencia en Colombia y obtuvo un notable éxito con la película El detective genial (1965)comedia brillante en la que destaca la interpretación.

            Ciro Durán en una coproducción entre Venezuela y Colombia utiliza el modelo del western, Aquileo venganza (1968). A principios del siglo XX, tras la Guerra de los Mil Días, en la que Colombia perdió Panamá, los bandoleros, a sueldo de los terratenientes y caciques, asesinaban a pequeños propietarios de tierras para arrebatárselas. Una de estas bandas asesina a toda una familia, salvándose solo Aquileo, quien jura venganza, que narra la película. Más tarde, Ciro Durán realiza uno de los documentales de mayor repercusión, Gamín (1977), sobre la vida de los “gamines”, niños que viven agrupados en Bogotá y que para subsistir cometen diversas fechorías, como robar radiocasetes de los coches. Ciro Durán aprovecha para mostrar la terrible pobreza de este ambiente. 
 El mejicano René Cardona Jr. rodó con frecuencia en Colombia y obtuvo un notable éxito con la película El detective genial (1965)comedia brillante en la que destaca la interpretación.


                      Francisco Norden, formado en el IHDEC de Paris, sobre temas colombianos, quien más adelante dirigió Camilo, el cura guerrillero (1974), el revolucionario de más prestigio, a continuación del Che Guevara. Marta Rodrigues con Los chircales, (1967), sobre las deplorables condiciones del sector  del ladrillo, y Alberto Mejía con Bolívar ¿dónde estás que no te veo? (1968) sobre la necesaria liberación de un Bolívar momificado y guardado entre banderas por los militares, protagonizan esta corriente, junto a Carlos Álvarez, autor de Asalto (1967), que trata la represión militar en la Universidad. Jorge Pinto, rupturista, de la “generación llamada de los maestros”, busca temas más sencillos en Calle real, evocando el Bogotá de principios de siglo. Y el año anterior, 1968; Luís Ernesto Arocha, maestro de los 8 milímetros, dirige Los placeres públicos, procesiones, desfiles y carnavales. José María Arzuaga cuenta con todos los jóvenes valores para su tercer proyecto El cruce (1969), rodado en 16 milímetros, interesante, ‘pero inconcluso documental sobre la muerte de un “gamín” en una esquina. 


 Cuba

   


      Los clásicos del cine sonoro comienzan con Casta de roble (1954) de Manolo Alonso. Tras la Revolución, Las doce sillas (1962) de Tomás Gutierrez Alea, que intentó despegarse del neorrealismo apoyado en la comedia norteamericana, anunciando la búsqueda de un estilo y alcanzando gran éxito de público. Un lenguaje innovador vemos en David (1966) de Enrique Pineda Barnet, que funde ficción y documental tratado como ficción para relatar la vida de Frank Pais, un valioso joven de 22 años, comunista, asesinado. Tuvo una aceptación menor. Dos de las obras claves de este nuevo cine cubano: Las aventuras de Juan Quin Quin (1967)  de Julio García Espinosa, con dos personajes protagonistas, un aventurero y un fiel amigo,  cuenta la acción de la guerrilla y en paralelo un mundo de aventuras. Tuvo un gran éxito de público por su temática, reflejo de la realidad y ser divertida. Y Lucía (1968) de Humberto Solás, que había obtenido un éxito de público con Manuela (1966), una mujer corriente que se incorpora a la guerrilla realizada con extraordinaria sensibilidad y hallazgos expresivos. Solás vuelve a  demostrar su talento en Lucía con el tema de la mujer en Cuba con tres ejes, la mujer, la sociedad y el amor. La experimentación narrativa está al servicio del argumento.


          Y el realizador más notable, Tomás Gutiérrez Alea obtiene un gran éxito coen La muerte de un burócrata (1966) crítica dura y entretenida de la burocracia que había creado el régimen, hecha desde una posición socialista. Avanza en la experimentación, bien recibida por el público, en Memorias del subdesarrollo (1968), donde combina el rodaje de imágenes, con reportajes, noticias o carteles, situando la trama tras la invasión fracasada de bahía Cochinos y la crisis de los misiles y sus efectos en la sociedad cubana. Gutiérrez Alea consigue un nuevo (éxito  con La última cena (1976) que descubre el trasfondo de la explotación de esclavos  por aquellos patricios cubanos que tenían fama de ser muy humanos, sobre todo en comparación  con los ricos explotadores de países vecinos.


              La actitud de los nuevos directores cubanos dio unas décadas de buen cine y dejaron una impronta en el siguiente cine. Pero la preocupación revolucionaria y la inquietud social se fue amortiguando y fue necesario cambiar la temática. Los aciertos en la comedia de Gutiérrez Alea con la comedia abrieron paso a varios directores que cultivaron con acierto este género. Gerardo Chijona en Se permuta (1983), divertida crítica de una madre que cambia de barrio queriendo que su hija mejore de posición social y Rolando Díaz con  Los pájaros tirando a la escopeta (1984), dos enamorados deciden conocer a sus respectivas familias, ambas muestran una forma más festiva de tratar los problemas.

      
México

                             
En un lugar sin límites
La cinematografía mexicana vivió un período de auge desde finales de los 30 hasta 1960. Tenía calidad y diversidad. En España la adolescencia de mi generación transcurrió admirando la belleza y la condición de gran señora de Dolores del Río en Flor silvestre (1942) o María Candelaria (1943) y el aire de mujer fatal de María Félix en Enamorada (1946) o Río escondido (1947) de Emilio Fernández o en La diosa arrodillada (1948) de Roberto Gavaldón. El paisaje de México, en las películas de Emilio Fernández, fotografiado por Gabriel Figueroa, nos parecía más auténtico que el real, como en Pueblerina (1948), quizás su mejor película, interpretada por Columba Domínguez.  Fue un cine de géneros. El cine de humor contaba con un “pelao”, Mario Moreno “Cantinflas” y el de un blando caballero con aires de señor, Germán Valdés “Tin Tan”. El buen cine fantástico ofrecía Muñecos infernales (1960) de Benito Alazraki o El vampiro (1957) de Fernando Méndez, también con dosis de humor, como las del Santo, bajo cuya máscara estaba el actor Rodolfo Guzmán Huerta, en Santo contra el hacha diabólica (1965) de Jesús Díaz Morales. En este género fantástico hay que incluir a Macario (1959) de Roberto Gavaldon sobre un campesino que recibe de la Muerte un elixir para hacer milagros. Junto a las dos grandes damas de la pantalla, Dolores del Río y María Félix,  surgieron actores populares, cantantes, como Jorge Negrete, Pedro Infante o Pedro Armendáriz, que permitieron al cine mexicano un cierto “Star system”. Los críticos franceses descubrieron el cine negro mexicano, al que encontraban un sentido paródico inteligente, como en la obra de Alberto Gout, quien con  guiones del destacado director teatral Álvaro Custodio rodó   Aventurera (1949), <sensualidad  (1950) o No niego mi pasado (1951), con la hermosa Ninón Sevilla.

   Carlos Velo realiza Raíces (1953), en cuyos títulos aparece solo como Supervisor de dirección y guionista, ya que no la pudo firmar por problemas sindicales. Oficialmente el director es Benito Alazraki. Es una película indigenista, rodada en el Valle del Tajín y en Veracruz, compuesta de cuatro episodios. Transcurridos unos años, Carlos Velo lleva al cine la famosa novela de Juan Rulfo, con guión escrito por Carlos Fuentes y Manuel Barbachano, Pedro Páramo (1966). Es una adaptación fiel, pero Velo se aleja del tono de misterio de la obra original. Otro precursor, con una observación rigurosa de la vida indígena en Tarahumara (1964), fue Luís Alcoriza, con un tono documental en la ficción. Y otra obra renovadora, que se convirtió en película de culto es En el balcón vacío (1961) de Emilio García Ascot, hijo de un diplomático español de la República que se exilió en México, en la que evoca la búsqueda del tiempo perdido, del destierro y la infancia que les quitaron.

 Destacaron producciones de bajo costo, entre ellas En este pequeño pueblo no hay ladrones (1965), que Alberto Isaac rodó basándose en un cuento de  García Márquez. Una de las películas más populares fue Los caifanes (1966) de Juan Ibáñez con argumento de Carlos Fuentes. Ibáñez unió cinco cortos, creando un largometraje con una continuidad perfecta.  Hubo una notable relación entre los nuevos  directores y los escritores de prestigio. En Parque Hondo (1965), el episodio dirigido por Salomón LaiterViento distante y el de Manuel MichelTarde de agosto, se basan en dos cuentos de José Emilio Pacheco y el dirigido por Sergio VéjarEl encuentro, es un cuento de Sergio Magaña. Los buenos resultados se confirman con Los bienamados, también conocida con el título de Amor, amor, amor, (1965), formada por cinco episodios: Tajimara de Juan José Gurrola, basado en un relato de Juan García Ponce, Alma pura de Juan Ibáñez basado en un cuento de Carlos Fuentes, La Lola de mi vida de Manuuel Barbachano Ponce, sobre texto de Gabriel García Márquez, Las dos Elenas de José Luís Ibáñez, sobre texto de Carlos Fuentes La sumanita de Héctor Mendoza, sobre texto de Inés Arredondo; estos tres últimos episodios debido a la duración tuvieron una explotación independiente.  La novela de John Reed sobre la revolución sirvió a Paul Leduc para realizar con aliento poético Insurgentes (1970). La productora Marte impulsó La soldadera (1966)dirigida por José Bolaños con el tema de las mujeres que acompañaban y ayudaban a los soldados en la revolución, tema que Eisenstein iba a incluirlo en ¡Qué viva México! (1931-1932), pero no pudo hacerlo al interrumpirse el rodaje. José Bolaños realizó en 1977 una nueva adaptación de la novela de Juan Rulfo, Pedro Páramo, con tono de relato gótico.

               Junto a estos nuevos directores, interesó mucho El cumpleaños del perro (1974) de Jaime Humberto Hermosillo, sobre el nacimiento de una amistad entre dos socios de diferente edad, que tratan de sacar adelante un negocio con el fin de vivir con libertad y emanciparse de la dependencia a la  que se ven sometidos por parte de sus esposas. Hermosillo realizó una película admirada por los cinéfilos, Pasión según Berenice (1975), sobre una joven viuda que vive reprimida con su tía en la ciudad provinciana de Aguas Calientes, que al conocer a un joven descubre el amor y el erotismo. Más experimental es la divertida Pafnucio Santo (1976escrita y dirigida por Rafael CorkidiFelipe Cazals denunció unos hechos reales, vergonzosos, en Canoa (1975). La película se inicia con la visión de unos cadáveres y hombres heridos. Los supervivientes relatan lo sucedido. Cinco amigos que trabajan en la Universidad deciden irse a practicar el alpinismo. Deben pasar la noche en el pueblo, pero el cura, al saber que son de la Universidad, los acusa de ladrones, violadores de mujeres y enemigos de la religión. . Los vecinos asaltan la casa donde duermen y acuchillan y apalean a los visitantes y a los dueños de la casa. Canoa intercala las declaraciones y los actos de violencia salvaje. Cazals representa el nuevo concepto del cine.

 Arturo Ripstein emprende la senda renovadora al realizar El castillo de la pureza (1972), una crítica del sistema educativo implantado durante la etapa del Presidente Porfirio Díaz.  Vuelve a buscar la innovación con Turno de oficio (1973), film de alto presupuesto, sobre los judíos conversos al catolicismo, que llegaron con los españoles a  Nueva España.  En un lugar sin límites (1977)adapta la novela del escritor chileno José Donoso, que coincide con su mundo creativo. Es un descenso al infierno.Ripstein inició su colaboración con Paz Alicia García Diego, como guionista, en Mentiras piadosas (1988), y el resultado son películas muy hermosas, de gran impacto internacional, Luís Buñuel, es en este periodo un autor excepcional, que se incorporó al cine mexicano  de los años 40-50 , realizando obras de gran calidad, como  Los olvidados (1950), y Él (1952-1953). El gusto de Buñuel por lo inverosímil y el absurdo está en una  comedia subyugadora, La ilusión viaja en tranvía (1953). El universo de Sade, el surrealismo y el humor negro marcan  Ensayo para un crimen, que fue distribuida internacionalmente con el título de La vida Criminal de Archibaldo de la Cruz (1955).  Su denuncia del derrumbe de valores sociales forma una trilogía, Nazarín, y El ángel exterminador. Buñuel tiene muchos puntos de contacto con el universo galdosiano, por lo que estaba muy interesado en rodar la novela de Benito Pérez Galdós, Nazarín (1958). Hay múltiples interpretaciones de El ángel exterminador (1962) desde la lucha de clases a las tesis de Hobbes y de la filosofía o la religión, debido a la estructura narrativa, experimental, que incluye la repetición de muchas escenas, acorde con el sentido repetitivo de la vida. 


Perú





   El escritor, cineasta y periodista Armando Robles Godoy dirigió tres largometrajes en los que está su pasión por la selva y la vida en el campo.  En la selva no hay estrellas (1965), basada en un cuento suyo, narra el robo de unas láminas de oro a una anciana que vive en la selva. El ladrón escapa de sus perseguidores, pero su verdadero enemigo es la selva, que le acecha y  rodea de manera impenetrable. Robles Godoy adaptó otra novela suya, La muralla verde (1969) con la misma temática. Mario, cansado de su vida en Lima, se traslada con su mujer y su hijo cerca de la selva, junto al río Huallallaga, dedicándose a criar ganado, donde los problemas con los funcionarios son mayores que los que crea la selva. El misterio, el suspense y el simbolismo, son más evidentes en Espejismo (1972), sobre la amistad de dos niños en Ica, al sur de Lima. Robles Godoy tenía como película predilecta La señorita Julia (1950) del sueco Alf Sjöberg.

    Francisco José Lombardi, en su primer largometraje,     Muerte al amanecer (1977), se basa en un hecho de la crónica de sucesos, método que repetirá en el desarrollo de su poética de la violencia. El protagonista es un violador y asesino de niños, el “monstruo de Armendáriz” y la acción transcurre en un penal situado en una isla. El tema principal no es la actividad criminal,  centrándose Lombardi en las últimas doce horas de vida del condenado. La acción se desarrolla en tres niveles: a) los invitados a la ejecución, que beben y se divierten, mientras esperan; b) el teniente Molfino,  que manda a los fusileros que ejecutarán la sentencia. Morfino habla con el reo y duda de su culpabilidad y c) el condenado en su celda, aterrado ante su muerte. Es una dura denuncia de la pena de muerte y del estado de la justicia peruana.

           Es interesante Kuntur wachana (Donde nacen los cóndores, 1975) de Julio García Hurtado, centrada en la problemática de los habitantes de los Andes. Un viejo sindicalista llega a una extensa hacienda de Huacán, en los Andes, para crear un sindicato que apoye a los campesinos indígenas explotados. Es asesinado y también el líder que le sucede, pero los campesinos ven llegar los cóndores, símbolos de la fuerza, señal de que van a vencer.  Es una experiencia válida de búsqueda indigenista. Un grupo de directores de Cuzco, que inició sus contactos con el cine en el Cine-club Cuzco, realizaron unos interesantes cortos, inspirados en las raíces incas, en 16 milímetros y utilizaron de manera expresiva el color. La película de largometraje más significativa es Kukulí (1960), dirigida por Luís Figueroa con la colaboración de Eugenio Nishjyama, un destacado fotógrafo, César Villanueva, también director de cine y Elio GalliKikuli es un buen ejemplo del color en el cine, que identifica los paisajes y la atmósfera de Paucartambo, en los altos de Cuzco. Inspirada en leyendas y hablada en su mayor parte en quechua. La protagonista, Kukuli, es una pastora  en la montaña, que en una fiesta se encuentra con Alako. Enamorados se unen,  pero el mítico oso mata a Alako. Los campesinos matan al oso, que antes provoca la muerte de Kukuli.  Dotada de una profunda poesía, los elementos etnográficos poseen  gran impacto emotivo.

         Figueroa se dedicó al corto y luego realizó Chiaraq’e, batalla ritual (1974) documental etnográfico, sobre  una tradición de los indígenas en la zona montañosa de Cuzco. La celebración de la fiesta con un enfrentamiento a pedradas entre dos grupos. Muestra los preparativos, con libaciones alcohólicas, y la batalla en la que siempre hay heridos y en ocasiones muertos. Las mujeres cantan y al fin recompensan a los vencedores. La fiesta es la denuncia, una vez al año, de los abusos de sacerdotes y caciques. La película fue prohibida por el Gobierno Militar, contrario a reconocer la existencia de esta bárbara costumbre. El interés por los campesinos en los Andes llevó a Figueroa a adaptar una novela de Ciro Alegría, Los perros hambrientos (1975), mostrando los abusos de los terratenientes y la triste realidad. El sufrimiento de los perros es una prolongación del de los pobres campesinos. La obra de Figueroa revela con autenticidad un universo marginal.



Uruguay



Un vinten pál Judas 

           En los años 50 los Cine-clubs tuvieron también en Uruguay una gran actividad. En ellos se aprendía cine y se  agrupaban los jóvenes autores de cortometrajes y documentales, que originaron una corriente de cine aficionado de gran interés. Se creó el Servicio Oficial de Difusión, Radiotelevisión y Espectáculos (SODRE), que dependía del Ministerio de Cultura, y organizaba Festivales y Concursos de cine documental y experimental. Los premios consistían en una ayuda económica. Fue decisivo también el Instituto Cinematográfico de la Universidad de la República (ICUR), bajo la dirección del Dr. Roberto Tálice, dedicado al cine experimental, pero  hubo un resquicio para el cine de ficción. Impulsó un movimiento amateur, con obras modélicas, como Cantegriles, en 1958, dirigido por Alberto Miller. Gran parte de estas obras captaban el color de Montevideo y la forma de vida y paisajes de Uruguay.


        El deseo de reflejar la vida uruguaya se renueva con Hugo Ulive, actor y director teatral, autor de Un vintén p'al Judas (1959), un relato refrescante de la costumbre de los muchachos de Montevideo de pedir dinero para fabricar un muñeco que representa a Judas al que queman en Nochebuena. A continuación realiza un famoso mediometraje, radicalmente diferente, Como Uruguay no hay (1960), crítica ácida, de los políticos, las expoliaciones y los engaños al ciudadano, en cuyo nombre se cometen innumerables tropelías, no salvándose de su crítica  el estamento clerical. Alegando que era un cortometraje político no se le dejó optar a ayudas en el Festival de Cine del SODRE. Ulive se marchó a  dirigir el Teatro Nacional de Cuba.


       Destacó Mario Handler, con Carlosretrato de un caminante (1965), sobre un personaje que recoge periódicos viejos y los vende en su tienda. Durante diez meses siguió a este personaje peculiar, socarrón, cazurro, experimentado en la vida, habiendo trabajado en los más diversos empleos. Handler muestra al tiempo, la vida cotidiana y las calles del centro colonial de Montevideo, la costanera y los alrededores de la ciudad, huyendo del tópico turístico. Fue premiado en el Festival de Cine de Viña del Mar, en 1968. Mientras Ulive ha regresado de Cuba y junto a Mario Handler escriben y dirigen Elecciones (1966), contraponiendo dos candidatos, un patriarca rural y una candidata de la capital. Revelan las distintas prácticas y artimañas de los partidos durante un proceso electoral. Penetrante retrato de la política, tampoco fue autorizado a concursar en el Festival de Cine del SODRE. Hugo Ulive se marchó a dirigir teatro a Venezuela. En 1973 un golpe militar interrumpió la vida democrática y no vuelve a rodarse hasta 1979, que se produce El lugar en el mundo de Eva Lamdeck. En 1983 se interrumpió nuevamente la producción de largometrajes hasta 1994. 


Venezuela


El pez que fuma



            Margot Benacerraf realiz`0 un destacado documental, Reverón (1952), sobre el pintor Armando Reverón. Benacerraf captó el ambiente del Trópico y la luz cegadora del Caribe, transmitiendo con gran fuerza la personalidad del pintor, su locura y su estilo de pintar. Reverón se inspiraba en unas muñecas de trapo, que trasladaba al lienzo creando imágenes inquietantes. El mayor mérito de Benacerraf es haber encontrado un lenguaje, que transmitía a los espectadores la humanidad del artista. En la última secuencia, Benacerraf provoca, al presentar a las muñecas girando, que crean la sensación de demencia genial del artista. Su segundo documental, Araya (1958), difunde internacionalmente el cine venezolano. El Festival de Cine de Cannes de 1959 le concedió el Premio FRIPRESCI y el Premio a la calidad técnica de la Comisión Superior Técnica del cine francés. Está rodado en la península de Araya, al este del país, en una zona muy árida del Caribe en la que la única riqueza es la sal. Utilizando los mismos métodos que los españoles en el siglo XVI, los venezolanos pobres realizan el trabajo que antes hicieron indios y esclavos. Construyen y destruyen pirámides de sal. Es un trabajo de 24 horas en el que se suceden los salineros de día y los de noche. Están presentes el sol, el viento y las aguas del Mar Caribe en esta desolada región y los salineros se confunden con los pescadores de la zona, dedicados a su ritual trabajo. Las imágenes se vuelven más comprensibles gracias a la música de orquesta compuesta por Guy Bernard.

       El interés del documental llevó a Ávila Filmes a aproximarse a este campo, produciendo, en 1967, el cortometraje Casa Natal de Bolívar, dirigido por Carlos Rebolledo, con estudios en el IDHEC, que juega con las formas, la luz, las paredes blancas y las estructuras cúbicas de este Museo, dotando de vida al edificio. El relato está planteado en tres secuencias, evocando a Bolívar y su época, mediante el color magenta, en las dos primeras secuencias, para reforzar la nostalgia de la época del Libertador. En Arquitectura y urbanismo (1967), utiliza un lenguaje similar para expresar las tendencias de la vanguardia arquitectónica de Caracas. Este cortometraje fue Premiado en el Festival de Sao Paulo.

    

               Un camino distinto siguió Román Chalbaud, autor de teatro, director de televisión y cine. Refleja la vida venezolana, la violencia de la ciudad de Caracas, las pasiones de sus habitantes, los problemas sociales y la corrupción, por medio del melodrama. Junto a Margot Benacerraf es el director de cine más internacional de este periodo. Inicia su trabajo en el cine, adaptando una obra de teatro suya, Caín adolescente (1958). Los protagonistas, Juana y su hijo Juan, se trasladan a Caracas, a una mísera “favela”, empezando una vida muy diferente a la que soñaban. La miseria, el clima criminal y la dureza de las relaciones chocan con la inocencia de ambos. La obra teatral fue escrita por Chalbaud en 1955, cuando Venezuela vivía la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. En 1958 fue elegido Presidente Rómulo Betancourt, que intentó estabilizar la democracia, pero fue atacado por la extrema derecha y por la guerrilla de ideas castristas. Son años violentos, inestables y de anhelo democrático, en los que Chalbaud dirige Cuentos morales (1963), en  tres episodios.


                 Chalbaud se dedica, a continuación, al teatro y a la televisión. Son los años de las coproducciones con México y Colombia y del melodrama, impulsado por el éxito de Cuando quiero llorar no lloro (1973) de Mauricio Wallenstein, basado en la novela del autor venezolano Miguel Otero Silva, película en la que colaboró Román Chalbaud. Como guionista. Vuelve al cine con la adaptación de una obra de teatro suya, escrita con la colaboración del también dramaturgo y hombre de televisión, Juan José Cabrujas, La quema de Judas (1974). Son personajes reconocibles, el policía, los delincuentes y los guerrilleros. Un delincuente se hace pasar por policía para atracar un banco, y durante el robo llega la guerrilla para atracar el mismo Banco y el falso policía se ve obligado a defenderlo, muriendo en esta acción. En el homenaje que se le rinde, se descubre que era un delincuente.  La misma temática se encuentra en Sagrado y obsceno (1976), que evoca las consecuencias difíciles de la guerrilla.

        Su éxito más importante es El pez que fuma (1977), basado en su obra de teatro del mismo título. Es una parábola sobre el poder y un retrato de un sector amplio de Venezuela. El título es el nombre de un famoso burdel que regenta La Garza, que tiene un control absoluto del local y de sus trabajadoras, y con la habilidad de hacer creer a sus sucesivos amantes que son ellos los que manejan el negocio. Hay crítica de la alternancia de partidos en Venezuela sin que nada cambie y las mismas personas sigan teniendo el poder, denuncia la corrupción y la violencia social en un ambiente grosero. La Garza, la auténtica protagonista, es encarnación del ideal femenino y a la vez el vicio. Es un relato circular con realización “felliniana” y una utilización expresiva de la banda sonora.