CINE PERUANO: Escuelas de Lima y de Cuzco
Actualmente
se estrenan en Perú una media entre los 25-30
largometrajes nacionales de ficción, de los que normalmente solo diez de ellos superan
los 100 000 espectadores y que han conseguido interesar a los espectadores con
notables éxitos de taquilla. Como ¡Asu mare!
(2013), dirigida por Ricardo Maldonado, comedia basada en un monólogo de Carlos
Alcántara, que interpreta su personaje; fue la película más vista ay dio lugar a
una saga, ¡Asu mare 2! (2015), también dirigida por Maldonado, que fue récord de taquilla con 3 085 000 espectadores, y ¡Asu mare 3! (2018), dirigida por Jorge Ulloa,
siempre con Carlos Alcántara que, como en la anterior, incluye escenas ficticias,
junto a las de su vida, y que superó los 2 000 000 de espectadores; Los 40 (2014), comedia dirigida por
Bruno Ascengo sobre ocho personas que tienen en torno a los cuarenta años, que
fue vista por 1 500 000 o Locos de amor (2016)
de Frank Pérez-Garland, original comedia
musical que alcanzó 1 220 000 espectadores.
Mantienen una producción de calidad. Como vimos en Cannes en la sección “Un
certain regard, con Octubre (2010) de
los hermanos Diego y Manuel Vega, una historia en la línea de Balzac, sobre un
usurero que nos permite conocer los bajos fondos de Lima; La teta asustada (2009), segunda película de Claudia Llosa, sobre
la guerra de Sendero Luminoso y la violencia sobre las mujeres; seleccionada en
Berlín; o la premiada Winaypacha (2017)
dirigida por Oscar Catacora, sobre una
pareja de ancianos que mantiene sus tradiciones, estando hablada en aimara.
Perú carecía de tradición industrial en el cine, cuando surgió el nuevo
cine iberoamericano, del que va a formar parte. En los años 60 se redactó un
proyecto de Ley de cine, pero eran tiempos convulsos política y socialmente. En
1962 un golpe militar terminó con un periodo liberal que había durado cinco
años. Se sucedieron otros dos golpes
militares, hasta que, en 1980, tras elecciones, accedió a la Presidencia,
Fernando Belaúnde Terry. En 1972 se había aprobado la Ley de Cine y creado en
1973 la Comisión de Promoción del Cine (COPROCI). Actualmente el fomento del cine es realizado por la Dirección del Audiovisual, Fotografía y Nuevos Medios del Ministerio de Cultura. En Lima se realizaban cortos,
documentales, siendo excepciones los directores de largometrajes, como Armando
Robles Godoy, Lombardi, el director más creativo del Perú y García
Hurtado. El centro de producción era Lima, reforzando el dicho "Perú es Lima y Lima es el Perú". En Cuzco, surgió un grupo de
autores, liderados por Luis Figueroa, que desarrolló un cine enraizado en los
orígenes del Perú.
El escritor, cineasta y periodista Armando Robles Godoy inició estudios
de Medicina, pero su vocación le llevó a instalarse como colono en Tingo María.
Esta experiencia le sirvió para escribir sus novelas y para su cine. Dirigió
tres largometrajes en los que está su pasión por la selva y la vida en el
campo. Descubre el lenguaje del cine a medida que rueda, lo que le da
espontaneidad y un tono amateur. En la
selva no hay estrellas (1965), basada en un cuento suyo, narra el robo de
unas láminas de oro a una anciana que vive en la selva. El ladrón escapa de sus
perseguidores, pero su verdadero enemigo es la selva, que le acecha y rodea de
manera impenetrable. Robles Godoy adaptó otra novela suya, La muralla verde (1969) con la misma temática. Mario, cansado de su
vida en Lima, se traslada con su mujer y su hijo cerca de la selva, junto al
río Huallallaga, dedicándose a criar ganado, donde los problemas con los
funcionarios son mayores que los que crea la selva. El misterio, el suspense y
el simbolismo, son más evidentes en Espejismo
(1972), sobre la amistad de dos niños en Ica, al sur de Lima. Robles Godoy
representa un cine comercial de ideas, y se nota que su película predilecta es La señorita Julia (1950) del sueco Alf
Sjöberg.
Muerte al amanecer |
En esta época inicia su actividad cinematográfica, Francisco José Lombardi, que había estudiado en la Escuela de Cine
de Santa Fe (Argentina), dirigida por Fernando Birri. En su primer
largometraje, Muerte al amanecer (1977),
se basa en un hecho de la crónica de sucesos, método que repetirá en el
desarrollo de su poética de la violencia. El protagonista es un violador y
asesino de niños, el “monstruo de Armendáriz” y la acción transcurre en un
penal situado en una isla. El tema principal no es la actividad criminal,
centrándose Lombardi en las últimas doce horas de vida del condenado. La acción
se desarrolla en tres niveles: a) los invitados a la ejecución, que beben y se
divierten, mientras esperan; b) el teniente Molfino, que manda a los fusileros
que ejecutarán la sentencia. Morfino habla con el reo y duda de su culpabilidad
y c) el condenado en su celda, aterrado ante su muerte. Es una dura denuncia de
la pena de muerte y del estado de la justicia peruana. Tras el éxito de esta película, Lombardi realiza la dirección de un conjunto de largometrajes bien acogidos, que inicia con Muerte de un magnate (1980)
Es interesante Kuntur wachana
(Donde nacen los cóndores, 1975) de Federico
García Hurtado, centrada en la problemática de los habitantes de los Andes,
el diálogo es en quechua y español. Un viejo sindicalista llega a una extensa
hacienda de Huacán, en los Andes, para crear un sindicato que apoye a los
campesinos indígenas explotados. Es asesinado y también el líder que le sucede,
pero los campesinos ven llegar los cóndores, símbolos de la fuerza, señal de
que van a vencer. Es una experiencia
válida de búsqueda indigenista.
Estuvo formada por un grupo de
directores de esta ciudad, que inició sus contactos con el cine en el Cine-club
Cuzco. Realizaron unos interesantes cortos, inspirados en las raíces incas, en 16 milímetros y
utilizaron de manera expresiva el color. La película de largometraje más
significativa es Kukulí (1960),
dirigida por Luís Figueroa con la
colaboración de Eugenio Nishjyama,
un destacado fotógrafo, César Villanueva,
también director de cine y Elio Galli; este
grupo con los hermanos Chambi son
los impulsores de la escuela de Cuzco. Kikuli
es un buen ejemplo del color en el cine, que identifica los paisajes y la
atmósfera de Paucartambo, en los altos de Cuzco. Inspirada en leyendas y
hablada en su mayor parte en quechua. La protagonista, Kukuli, es una pastora
en la montaña, que en una fiesta se encuentra con Alako. Enamorados se unen,
pero el mítico oso mata a Alako. Los campesinos matan al oso, que antes provoca
la muerte de Kukuli. Dotada de una
profunda poesía, los elementos etnográficos poseen gran impacto emotivo.
Chiraq´e batalla ritual |
Figueroa se dedicó al corto con temas de la región: Semana Santa en Atachcho (1963), Q´eros (1964), A nueve años (1966), Titicaca (1973) 0 El reino de
los mochicas (1974). Luego realizó la película Chiaraq’e, batalla ritual (1974) documental etnográfico, sobre una
tradición de los indígenas en la zona montañosa de Cuzco. La celebración de la
fiesta con un enfrentamiento a pedradas entre dos grupos. Muestra los
preparativos, con libaciones alcohólicas, y la batalla en la que siempre hay
heridos y, en ocasiones, muertos. Las mujeres cantan y al fin recompensan a los
vencedores. La fiesta es la denuncia, una vez al año, de los abusos de
sacerdotes y caciques. La película fue prohibida por el Gobierno Militar,
contrario a reconocer la existencia de esta bárbara costumbre.
El
interés por los campesinos en los Andes le llevó a adaptar una novela de Ciro
Alegría, Los perros hambrientos (1975), mostrando los abusos de los
terratenientes y la triste realidad. El sufrimiento de los perros es una
prolongación del de los pobres campesinos. La obra de Figueroa revela con
autenticidad un universo marginal. Adopta la novela de José María Arguedas en Yawar fiesta (1979), choque de culturas
de los campesinos de la Sierra Central y la que representan las autoridades de Lima
con motivo de la prohibición de las corridas de toros. Luis Figurroa es el
representante más destacado de esta corriente de creación.