PROPUESTA DEL CLUB DE PRODUCTORES
Mercado único para el cine en la Unión Europea
La Unión Europea no es una unidad cultural, sino un
conjunto de culturas nacionales, lo que dificulta el desarrollo de un cine
europeo. Ahora bien estas culturas forman parte de la misma familia y están
relacionadas, sin embargo en el campo del cine las medidas de ayuda actuales
facilitan su separación y no favorecen la creación de un mercado
cinematográfico único que tendría la misma potencia que el norteamericano. Uno
de los principios de los sistemas de ayudas es el la de la territorialidad. Es lógico
que los Estados quieran tener un tejido industrial por lo que exigen la
participación de profesionales nacionales y que los lugares de rodaje e instalaciones
técnicas también sean nacionales, salvo excepciones... La Comisión Europea
introdujo el principio francés de que las subvenciones no superen el 50% salvo
para películas culturales, pero esta norma que en un país con un mercado propio
grande como Francia impulsa la competencia, en un país pequeño no garantiza la
amortización. Dinamarca protestó y se llegó a la solución de que todas sus
películas eran culturales y no tenían las subvenciones el límite del 50%. Las
normas de las subvenciones llevan a presupuestos muchas veces ficticios e
inflados, especialmente en las coproducciones, Y sobre todo olvidan la creación
del mercado único cinematográfico, que en la actualidad nos lleva a que las
recaudaciones en Europa se repartan entre un 10 y un 20% para las películas
nacionales de cada país productor, un 10% para las películas de otros países
europeos y un 70% para el cine norteamericano. Es una media de reparto de la
que se exceptúa a Francia, ya que su cine tiene un porcentaje de ingresos
superiores.
En los años 60 y 70 por razones económicas
(elevación de presupuestos, difícil amortización) los productores de los países
europeos, principalmente de Francia, Italia, España y Alemania) recurrieron a
la coproducción. Por ejemplo, España coprodujo principalmente con Italia,
Francia y a veces con Alemania. Solo con productoras de Italia se coprodujeron
desde 1967 a junio se 1970, 153 películas, algunas tripartitas (8 coproductoras
de Alemania, 5 con productoras de Francia, 3 con las del Reino Unido, 2 con productoras
norteamericanas y 1 con argentinas). Fueron películas que se distribuyeron y dieron trabajo a profesionales,
actores, instalaciones técnicas y a todo el entorno del mundo de la producción.
Muchas eran de género, algunas notables para nuestro cine, como Las Vegas 500 millones de Isasi Isasmendi oo un western social, como La cólera del viento de Mario Camus, pero había también películas de autor, stricto sensu, como El último
día de la guerra de Juan Antonio Bardem, Fortunata y Jacinta de Angelino Fons, La cena de Jorge Grau o Tristana de Luis Buñuel el
original cine de Jesús Franco. o el profesional de Rafael Romero Marchent y León Klimoasky Fue una respuesta desde la propia industria,
entonces todavía existente en España.
La
situación actual requiere aún más soluciones imaginativas, ya que es cada vez
más imprescindible la creación de este mercado del cine europeo. Se considera
que una industria de cine necesita para ser rentable un mercado de 100 millones
de habitantes, por lo menos. Por lo tanto sigue siendo válida la propuesta que
en 1994 hizo el Club de Productores europeos y que siguieron defendiendo, partiendo de la base que las
ayudas automáticas estaban implantadas en Francia, Italia, Alemania, España
(vigentes durante 46 años y que se deben recuperar) y Bélgica, establecer el
derecho a ayuda automática en cualquier Estado europeo que se proyectase o sea
abrir los sistemas de ayudas nacionales a películas de otros países europeos. El porcentaje de ayuda sería superior en el propio país productor y el aumento de presupuesto de los Fondos de ayuda debería ser compensado por la Unión Europea. El
resultado sería un aumento de la exportación y también un incremento de las
coproducciones a las que no sería necesario ponerles las trabas actuales. El mercado europeo es importante, solo en salas de cine recaudó 7300 millones de euros, y al cine europeo solo le correspondió el 28.1% y las películas más taquilleras fueron Animales fantásticos y donde encontrarlos, seguida de Bridgit Jones Baby, ambas del Reino Unido que abandona la UE.
Posiblemente es aconsejable iniciar esta
experiencia entre los países europeos grandes y una de sus premisas es la
necesidad de que todos ellos cuenten con ayudas automáticas. Las ayudas
selectivas se mantendrían para las películas “culturales” y experimentales, lo que
se llamaba arte y ensayo. La única medida de estos últimos tiempos es forzar
las inversiones de las televisiones en la producción cinematográficas, pero
estas invierten en aquellas que concuerdan con sus ideas de programación y
proyectos seguros, es decir de alto presupuesto, que lleva a la situación de
unas cuantas películas bien financiadas, incluso sobre financiadas, y a la mayoría infrafinanciaddas.
Abandonar el proyecto de un mercado único europeo es aceptar
que no existirá una industria de cine europea y tendremos unas cinematografías
nacionales débiles. La actual apuesta de Francia e Italia en favor del cine,
unidas a Alemania mantiene la esperanza.