FREE CINEMA
Nuevo cine inglés
Jóvenes autores de cortos y
exigentes críticos de cine, liderados por Lindsay Anderson, Tony Richardson,
Karel Reisz y John Schlesinger decidieron reflejar la realidad del país. Lo
hicieron con un estilo propio, el “free
cinema”. La revista “Sight and sound” reclamó un cambio en el cine inglés
en 1955 y los jóvenes directores de cine se unieron a los “angry young men,” que
solicitaban un cambio en el teatro. Recuperan el espíritu de la escuela inglesa del documental,
impulsada por John Grierson, que agrupó a excelentes realizadores en Film Unit
y compartieron esta escuela, entre otros, Paul Rotha, Basil Wright, el brasileño
Alberto Cavalcanti e incluso se incorporó Robert Flaherty, director
norteamericano que realizó Hombres de
Aran (1934). El “free cinema”
reacciona contra el cine convencional y tiene una visión crítica de los
problemas humanos y sociales. Su estilo es mezcla documental y ficción, próximo
a la “nouvelle vague” y al neorrealismo italiano. No olvidaron el ejemplo de la
brillante comedia británica, realizada por directores, como Alexander Mackendrick, autor de El quinteto de la muerte, (1955), perteneciente
a la “generación de los Estudios Ealing”,
disuelta en 1955, al ser adquiridos estos estudios por la BBC, que los dedicó a
la producción de series dramáticas.
Los
primeros maestros
If... |
“Violencia
y revolución son los únicos actos puros. No hay nada mejor que una guerra
equivocada”. Es uno de los mensajes sobre su credo filosófico escrito, por
Mick (Malcolm McDowell), uno de los protagonistas de If…. (1968) de Lindsay
Anderson. Mick pinta también imágenes de la libertad en las paredes,
destacando la mirada desde un póster del Che Guevara. La línea argumental es
sin duda revolucionaria, coincidiendo su rodaje con el Mayo francés, el auge de
los "grafiti” contra la sociedad burguesa. “Writing in the wall” es la
definición de Anderson de su película. Anderson había escrito numerosas
críticas contra el cine convencional en “Sequence”, revista con la que
colaboraron varios de los jóvenes y airados directores. Las prineras escenas de
la película están rodadas con un cierto clasicismo, descubriendo las reglas
arcaicas de un colegio inglés en el que empieza el curso. Hay la costumbre de
que los veteranos tutelen a los recién llegados, inculcándoles la disciplina y
el modo de hablar propio del colegio. Entre los métodos utilizados se
encuentran los castigos, que aprovecha Anderson para denunciar la crueldad en
la aparente fraternidad o la hipocresía moral ante la homosexualidad. El grupo
de amigos de Mick se rebela, estallando una gran batalla final. Magnífica
metáfora contra el “establishment”, con una visión romántica de la violencia
juvenil. Anderson estructura la película en capítulos, sirviéndose del
surrealismo para dar a conocer la realidad, así como del estilo de su admirado
Humphey Jennings, documentalista que formó parte del grupo de Film Unit,
eligiendo más tarde una vía surrealista y poética para mostrar la realidad,
como en Un hombre de suerte (1972),
sátira surrealista, pero sus largometrajes no tienen el valor de If…. Anderson
había dirigido prodigiosos cortometrajes en sus principios, más tarde realizó documentales
interesantes y destaca su libro para futuros directores “Making a film” y su
inspirado libro “About John Ford”.
La soledad del corredor de fondo |
Otro de los grandes promotores del
“free cinema” fue Tony Richardson, que
compartió su pasión por el teatro y el cine. Es uno de los iniciadores de este
movimiento habiendo codirigido con Karel Reisz, Monma d´ont allow (1955). Director de La soledad del corredor de fondo (1962), basada en el libro de
relatos cortos de Alan Sillitoe, escritor posicionado también contra el sistema
social. Un joven rebelde (Tom Courtenay), ha sido condenado a estar en un
reformatorio por robar en una panadería. Hace deporte en el centro
penitenciario y mientras corre, recuerda pasajes de su deprimente vida, sin
perder su espíritu “anti-establishment”. Critica la sociedad, las costumbres e
instituciones de la época, planteando una imprescindible reforma de la
enseñanza. Anderson mueve la cámara con agilidad, inventa inteligentes
flash-backs para contar la vida anterior del joven y emplea la fotografía en
blanco y negro para captar la atmósfera de colinas, prados y bosques en que
transcurre la acción. Dirige luego uno de los grandes éxitos del cine
británico, Tom Jones (1963) sobre la
novela de Henry Fielding y guion de su amigo John Osborne, protagonizada por
Albert Finney y Susannah York, transcurre en el siglo XVIII y se consideró que
era su mejor relato, aunque hoy resulta desfasada. Ya en EEUU obtiene otro
éxito con The loved one (1966),
adaptación de una novela de Evelyn Waugh, sobre un personaje (Robert Morse) que
gana un billete de avión a Los Ángeles, conoce a su tío (John Gielgud), antiguo
hombre fuerte en los estudios de Hollywood y sucesivamente traba relaciones con
extravagantes personajes, interpretados por grandes actores, como Robert Morley
o Dana Andrews.
“ Karel
Reisz, autor del influyente libro “La técnica del montaje”, crítico,
colaboró con Anderson en la promoción del nuevo cine. Es director de alguna de
las películas emblemáticas del “swinging Londres”, como Sábado noche, domingo mañana (1961), narra la vida de un joven
inglés rebelde que trata de olvidar la rutina de su trabajo divirtiéndose los
fines de semana, tratando los temas de la libertad sexual, el aborto y los
triángulos amorosos propios de los 60 o
Morgan, un caso clínico (1966), que refleja las ideas “underground” y aquel
espíritu del Londres de los 60, relata la divertida historia de una joven,
interpretada por una espléndida Vanessa Redgrave, que intenta divorciarse de su
marido, un artista en el límite de la locura, con excéntricas ocurrencias, como
su afición a los gorilas gigantes y a la guerrilla, como buen lector de Marx.
Reisz une fantasía y realidad por medio de una insólita fotografía en blanco y
negro y con la yuxtaposición de escenas, como la de Tarzán en la selva y los
sueños del marido. Lanzado el “free cinema” busca nuevos caminos y sobre la
vida de la bailarina Isadora Duncan realiza Isadora
(1968). O El jugador (1974), que Karel Reisz rodó en Nueva York. “El juego es algo que me gusta hacer”,
afirma Axel (James Caan), el protagonista del inteligente. Axel es un personaje
que disfruta jugando y todo intento de descubrir motivos freudianos en la
acomodada familia de Axel o aproximarlo a Dostoievski es equivocado. Reisz solo
describe las acciones de un jugador compulsivo, con la filosofía de los jóvenes
ingleses acerca de lo satisfactorio que es hacer lo inútil. Hacia el final de
sus trabajos tiene un notable éxito con La
mujer del teniente francés (1981) con Meryl Streep y Jeremy Irons, describe
de manera paralela la pasión de dos actores y de los personajes que
interpretan.
Leo el último |
Se inició, John Boorman, como crítico en revistas y radio, adquirió gran
experiencia dirigiendo y produciendo documentales y trabajando en la BBC.
Realiza dentro del “free cinema” el largometraje Catch us if you can (1965), protagonizado
por un grupo musical. En EEUU obtiene gran éxito con un cine más convencional,
pero de calidad, Infierno en el Pacífico (1968),
un relato de la II Guerra Mundial con solo dos actores, Lee Marvin y Toshiro
Mifune, un relato de supervivencia. Vuelto al Reino Unido realiza un nuevo film
dentro de los cánones del “free cinema”, aunque con influencias de Fellini. “No has cambiado el mundo”, comenta uno
de los líderes del barrio a Leo y este responde, “Pero he cambiado el barrio”. La original película del antiguo
documentalista John Boorman, Leo,
el último (1969) tuvo un notable impacto por su estilo y valores
subversivos. Boorman inicia la película en tono de comedia y la termina con una
guerrilla urbana violenta, dos géneros que le atraen. Leo (Marcelo Mastroianni
en un personaje tímido y sensible) es el heredero de una monarquía europea
destronada, que regresa a su mansión de Londres, ahora rodeada por un barrio en
el que son mayoría los negros. Su novia y algunos nostálgicos preparan una
contrarrevolución desde la mansión. La afición de Leo a la ornitología le hace
observar a sus vecinos como si fuesen pájaros, descubriendo su vida miserable.
Boorman hace una demostración de objetivos de cámara en esas observaciones. La
decisión de una de las familias de convertir en prostituta a su hija (la
brillante y sexual Glenna Forster Jones) le decide a intervenir ayudando a los
negros. En la última escena los burgueses, refugiados en la mansión, sucumben
al asalto de los negros liderados por Leo. Película, aparentemente enigmática,
presenta el dilema y las contradicciones del hombre actual, apostando por una
nueva sociedad, con una expresión formal de indudable brillantez. Vuelto a EEUU
encadena los éxitos desde Defensa
(Deliverance, 1972) un atractivo thriller.
Domingo, maldto domingo |
John Schlesinger empieza su carrera como actor, luego
documentalista en BBC y autor de películas de temas urbanos e irónicos sobre la
“jet society”. Alcanza el reconocimiento internacional con el relato de una modelo
dispuesta a triunfar saltándose los principios morales, Darling (1965) con Laurence Harvey, Dirk Bogarde y Julie Christie.
A continuación, tiene otro éxito internacional, Cowboy a medianoche (1969), con John Voight y Dustin Hoffman, un
joven tejano quiere triunfar como cowboy y termina de gigolo en Nueva York donde
encontramos a un timador. Refleja el cambio social coincidente con el “free
cinema”, que tenía lugar en Inglaterra, en Domingo,
maldito domingo (1971), su tratamiento del drama de un triángulo, en el que
también aparece la homosexualidad, corresponde a la libertad sexual de los 60. Un
joven diseñador y escultor (Murray Head) comparte sus relaciones sexuales con
un médico judío (Peter Finch) y una ejecutiva de una asesoría (Glenda Jackson).
A su vez Peter Finch y Glenda Jackson se conocen a través de amigos comunes,
pero sus relaciones no avanzan porque ambos temen perder al joven diseñador.
Sin embargo, el joven diseñador decide irse de Londres y el médico judío y la
ejecutiva se encuentran frente a frente. Interesantes aspectos sociales y
excelente construcción de los personajes de la ejecutiva dominada por la
frustración y del médico judío reprimido por su religión. Conserva su prestigio
hasta su última película, De repente, un extraño (1990), inteligente suspense en la vida cotidiana.
A la estética del “free cinema”
pertenece Blow up, deseo de una mañana de
verano (1966), en la que Antonioni se acerca a la juventud y al ritmo
moderno de Londres, juega con fantasía y realidad en unos sugerentes decorados
del “swinging “Londres, en unos años libres y modernos, sus intérpretes son David
Hemmings y Vanessa Redgrave. No hay línea argumental clara, el significado
sobre la alienación producida por el mundo moderno se crea por medio de bellas
imágenes que conducen a los personajes a la nada. La música, la felicidad y el
amor, o sea los ideales de estos años son destacados, en Pepperland, por los
Esbirros Azules en Submarino amarillo (1968).
El director George Dunning, formado
con Norman McLaren, supervisó a doscientos animadores, en este relato en la
línea de Lewis Carrol, cáustico y genial. En un submarino amarillo los Beatles
acuden en auxilio de Pepperland, en un viaje, que se convierte en una apoteosis
cromática al atravesar sorprendentes mares y encontrase con diversos personajes
inesperados, como Shakespeare, Moisés o Humphrey Bogart. Los Beatles vencen con
el fondo musical de "All you need is love”. Tuvo gran influenci
Proximidad
norteamericana
La proximidad del cine norteamericano e inglés permite que directores de EEUU realicen algunas de las películas representativas de este periodo, Richard Lester y Joseph Losey. Los Beatle admiraban al director norteamericano Lester y cuando les ofrecieron una película le propusieron como director. Lester realizó un manifiesto del arte pop, Que noche la de aquel día (1964) en el que se describe un viaje de Liverpool a Londres de los Beatles para actuar en un show de televisión. Tiene gran número de gags visuales, humor absurdo y el brillo de Londres. Asimismo, Lester, en El Knack y cómo conseguirlo (1965) vuelve a derrochar gags visuales y crea un caleidoscopio del "swinging” Londres”, al contar la historia de un joven maestro, al que falto de sexo, un amigo de extraordinario éxito con las mujeres le aconseja que alquile una habitación de su casa a un extrovertido ligón, aunque al fin la habitación la ocupa un pintor obsesionado por el blanco y surge una ingenua muchacha que busca una Asociación de mujeres católicas. El joven hace todo lo posible para conocer el secreto de las mujeres e incluso el pintor le ayuda a buscar una gran cama en un basurero con la que atraviesan toda la ciudad, en una de las muchas delirantes y divertidas secuencias. El “knack” es el talento para conquistar mujeres. Realiza una nueva película con los Beatles, Help (1965), igualmente enloquecida como la anterior y representativa del mundo pop. En San Francisco dirige Petulia (1968) con Julie Christie, película de culto en su tiempo por representar el espíritu libre de los 60 y el mundo hippie.
La proximidad del cine norteamericano e inglés permite que directores de EEUU realicen algunas de las películas representativas de este periodo, Richard Lester y Joseph Losey. Los Beatle admiraban al director norteamericano Lester y cuando les ofrecieron una película le propusieron como director. Lester realizó un manifiesto del arte pop, Que noche la de aquel día (1964) en el que se describe un viaje de Liverpool a Londres de los Beatles para actuar en un show de televisión. Tiene gran número de gags visuales, humor absurdo y el brillo de Londres. Asimismo, Lester, en El Knack y cómo conseguirlo (1965) vuelve a derrochar gags visuales y crea un caleidoscopio del "swinging” Londres”, al contar la historia de un joven maestro, al que falto de sexo, un amigo de extraordinario éxito con las mujeres le aconseja que alquile una habitación de su casa a un extrovertido ligón, aunque al fin la habitación la ocupa un pintor obsesionado por el blanco y surge una ingenua muchacha que busca una Asociación de mujeres católicas. El joven hace todo lo posible para conocer el secreto de las mujeres e incluso el pintor le ayuda a buscar una gran cama en un basurero con la que atraviesan toda la ciudad, en una de las muchas delirantes y divertidas secuencias. El “knack” es el talento para conquistar mujeres. Realiza una nueva película con los Beatles, Help (1965), igualmente enloquecida como la anterior y representativa del mundo pop. En San Francisco dirige Petulia (1968) con Julie Christie, película de culto en su tiempo por representar el espíritu libre de los 60 y el mundo hippie.
El mensajero |
Losey encontró refugio en Inglaterra
para escapar de la persecución del “maccarthismo” y consiguió una de sus obras
maestras con la efectista y melodramática, El
sirviente (1963), sobre un guion de Harold Pinter. Responde a la corriente
que en Inglaterra ponía en discusión las diferencias de clase. Un rico
aristócrata y decadente (James Fox) es absorbido y manipulado por su sirviente
(Dirk Bogarde). Al tiempo que crítica social, es un drama sobre el deseo de
dominación del hombre sobre otros seres humanos. Losey en Modesty Blaise (1966) se adapta a la cultura del “comic” y al arte
pop, contando las aventuras de una agente secreta británica (Monica Vitti) y su
ayudante (Terence Stamp), que facilitan un cargamento de brillantes a un jeque
árabe, enfrentándose a Gabriel (Dirk Bogarde), que habita en el castillo
“Pop-art”. Es una película de aquel momento.
Realiza a continuación dos de sus mejore películas, Accidente (1967), adaptación de la novela de Nicholas Mosley, guion
de Harold Pinter, cuya acción sucede en Oxford y crítica la alta sociedad y los
convencionalismos, que Losey transmite por la fuerza de su construcción
creativa. Losey alcanza la perfección captando el mundo “eduardiano” y el
problema de las clases sociales en El mensajero
(1970), basándose en una novela de L.P. Hartley, adaptada por Harold
Pinter. Leo, un niño de 12 años, se convierte en mensajero de notas de amor
entre una aristócrata, Marian (Julie Christie) y un granjero (Alan Bates), en
un relato dramático lleno de sutilezas. Leo, pertenece a la clase media y se
encuentra en una mansión aristocrática invitado por un compañero de escuela,
que se enferma, ocupándose Marian de Leo. La película está contada en
flash-backs de Leo mayor y en el final se mezclan recuerdos y tiempo real,
cuando Leo comprende sus acciones de niño. Leo dice “el pasado es un país extranjero, en el que las cosas son diferentes”.
El
estilo de Clive Donner participa del puro espíritu del “free cinema”, Bristol es una ciudad del norte de Inglaterra, sin
minas de carbón ni industrias, dedicada al cultivo de la tierra y a fabricar
cigarrillos. Es el lugar elegido por Clive Donner para Ráfagas de violencia
(1962), una historia de grupos juveniles, próximos a la delincuencia, muy
extendida entre los jóvenes de la zona, que impulsó al Duque de Edimburgo a
desarrollar un Programa de entretenimiento alternativo para la juventud. Clive
Donner utiliza la canción pop, y el ambiente de liberación de las costumbres, para
contar la historia. Un grupo de jóvenes aficionados a la moto y la música, que
realizan actos poco sociales. Clive Donner se inserta en la modernidad de
Londres con Here we go round the Mulberry
Bush (1967) inspirándose en la liberación sexual de la época a través de la
fantasía de Jamie (Barry Evans), quien se cree un Don Juan. Jamie tiene
encuentros con sucesivas chicas, descubriendo que ninguna comparte sus
intenciones sexuales. Hay una divertida orgía, un baile musical de camas y unas
atractivas escenas de desnudo de la dulce Mary (Judy Geeson), chica que era en
su opinión inalcanzable, con la que paradójicamente pierde su virginidad. Muy
brillantes los títulos de crédito, con efectos psicodélicos.
Tendencia realista
Tendencia realista
Family life |
El interés por temas sociales y la cotidianidad
prendió en varios directores ingleses, entre los que destaca Ken Loach, perfecto representante del British social realism y, concretamente,
desarrolla la corriente “kitchen sink
drama”, que transcurre desde finales de los 50 y principios de los 60, describiendo
la vida doméstica de la clase obrera, normalmente protagonizada por un joven
airado. Hay ejemplos tanto en televisión, como en cine,” iniciada por películas
como Sábado noche, domingo mañana. Loach aporta un realismo naturalista al
realizar Family life (1971). Unos
padres autoritarios pretenden que su hija embarazada aborte. La rebeldía de la
joven es aprovechada para internarla un hospital psiquiátrico, en el que encuentra
la misma incomprensión. La película termina en este hospital donde la joven
(Sandy Radcliff), en estado de absoluta pasividad, es mostrada a los
estudiantes de psiquiatría, mientras un doctor expone fríamente su caso. Loach
busca la realidad espontánea, aunque todas las escenas están ensayadas y
escritas previamente y, a la vez, crea una interrelación natural entre los
actores, que aumenta la sensación de autenticidad. Dentro del realismo ha
cultivado diversos géneros, un buen thriller político, Agenda oculta (1990), o la comedia social, Riff-Raff (1991). Es uno de los directores ingleses más premiado,
ganando recientemente dos Palmas de Oro en Cannes, El viento que agita la cebada (2006) y Yo, Daniel Blake (2016).
A la misma
tradición realista pertenece Jack
Gold, autor fundamentalmente de televisión que se reveló con el
mediometraje The visit (1959), la
visita de una pareja a sus padres en la que hay escenas en tiempo real y se
prestigiò como realizador con la serie Call
the gun expert (1964), sobre un especialista en modificar y arreglar armas
de fuego, que fue utilizado incluso por Scotland Yard. La temática dl ·free
cinema” aparece también en El funcionario
desnudo (1975), autobiografía de Questin Crisp (John Hurt), quien en la
Inglaterra de los años 20 decidió vivir de acuerdo con su naturaleza, en una
cruzada personal durante medio siglo. Tiene momentos que recuerdan las mejores
comedias de los Estudios Ealing y pasajes de gran patetismo, originados por una
sociedad anclada en viejos principios. Hay muchas anécdotas reales de Questin,
un joven pelirrojo, que se atrevió a defender su homosexualidad, frente al
conformismo. Obtuvo por su calidad numerosos premios y fue película de culto en
los festivales de cine gay.
El equívoco |
Un director de relieve, uno de los grandes
del cine inglés, hoy olvidado, Alan
Bridges, es autor con una poesía íntima y de gran sensibilidad, c0mo vemos
en una de las obras más elegantes, El
equívoco (1972). Pone de manifiesto la crueldad de las diferencias entre
clases sociales. Lady Franklin (Sarah Miles), deprimida por la muerte de su
marido, sale de la clínica donde le espera un chófer, Steve (Robert Shaw)
con
un Daimler. Entre ambos surge una viva simpatía. Más adelante Lady Franklin
utiliza de nuevo los servicios de Steve, se sienta a su lado y le comenta que
las barreras sociales deben desaparecer. Lady Franklin conoce al jefe de Steve,
el capitán Cantrip (Peter Egam), ambicioso político, con el que se relaciona.
Steve declara su amor a Lady Franklin, quien no se decide a aceptarlo. Steve
estrella contra un muro el Daimler símbolo de su condición de sirviente. Es una
brillante adaptación de la novela de L. P. Hartley que capta la atmósfera
inglesa de 1923, creando un emotivo relato de una sociedad ya superada. El
mismo estilo en El retorno del soldado (1982),
el tema del sexo y las clases sociales. Un capitán (Alan Bates) regresa de la
II Guerra Mundial con la mente trastornada, no reconoce bien a su distinguida
esposa (Julie Christie) y confiesa su atracción por una mujer de clase baja
(Glenda Jackson). Un delicado prodigio de tratamiento de los sentimientos.
Lawrence de Arabia |
El cine inglés contó en esta época con
directores, que han sabido conquistar un público amplio con un cine de género,
aunque original y de calidad, entre los que destacan, David Lean, Ken Annakin,
Guy Hamilton o Richard Attenborough. Tras un largo periodo de formación en las
técnicas de cámara y montaje, David Lean,
consiguió un éxito artístico con la adaptación de una obra de Noel Coward, Breve encuentro (1945), llena de matices
y de hallazgos para crear la atmósfera, con multitud de detalles, como el paso
de los trenes rápidos o los relojes. Transcurre la mayor parte en el bar de una
pequeña estación y narra el amor que surge entre una mujer casada y un doctor
de la localidad, en un tiempo en que tanto el divorcio como el adulterio no
eran admitidos por la sociedad. Inclinado por el cine de aventuras y bélico
obtiene un éxito mundial con El puente
sobre el río Kwai (1957), el relato de la construcción de un puente en
Birmania por ingleses prisioneros de los japoneses, que aceptan trabajar para
conservar su moral, mientras que irónicamente otros agentes británicos tratan
de volarlo. Y consigue un nuevo éxito con
Lawrence de Arabia (1962), las aventuras militares y políticas de este
enigmático oficial británico, que estuvo al frente de los beduinos en su lucha
contra los turcos con la ilusión de crear un gran Estado árabe, en el Oriente
Medio, durante la Primera Guerra Mundial. Su dominio de las superproducciones
la demostró una vez más en Doctor Zhivago
(1965), la adaptación de la novela de Boris Pasternak. Tras esta película abrió un largo paréntesis
en su carrera.
Ken Annakin dirigió películas
espectaculares y de calidad. Aquellos
chalados en sus locos cacharros (1965), posee un eficaz tono documental,
recreando un “rally” organizado, en 1910, para cruzar el Canal de la Mancha de
Londres a París. La rivalidad de los pilotos, una historia de amor, con la
sugerente Sarah Miles y el atractivo del vuelo construyen un original y
divertido film, con unos atractivos títulos de crédito en animación y un
prólogo sobre la aviación en el que el popular Red Skelton hace un "cameo”
de gran comicidad. Guy Hamilton había
sido ayudante de Carol Reed, demostrado su habilidad en el cine bélico, triunfa
con James Bond, participando en esta saga con otras tres películas, a partir de
James Bond contra Goldfinger (1964).
Gracias a la obra de Hamilton se hace más famoso el agente creado por Ian
Lancaster Fleming, ideando una máquina perfecta para llegar al público, a cuya
fascinación ayuda el intérprete, Sean Connery. Y Richard Attenborough alcanza con
Oh, what a lovely war (1969) una fantasía musical sobre la Primera Guerra
Mundial con una sobresaliente participación de numerosos actores, encabezados
por Maggie Smith, Dirk Bogarde, John Gielgud y John Mills. Estructurada sobre
populares canciones de la I Guerra Mundial, sus lugares emblemáticos y un
cierto criticismo de la forma en que se llevó la guerra.
Women in love |
Los libres años 60 tienen un notable
representante en Ken Russell,
formado en la BBC dirigiendo biografías de compositores. Irrumpió en el cine
con su preocupación por el sexo, la música y los temas religiosos, junto a un
deseo de innovación formal, que llevó a la crítica a compararle con Orson
Welles. Conquista al público y alcanza el éxito artístico con Women in love (1969), obra plena de
sensualidad, vitalismo y la sensación física del amor, características del
escritor D.H. Lawrence, autor de la novela adaptada por Russell. Dos hermanas,
Gudrum (Glenda Jackson), escultora, y Úrsula (Jennie Linden), maestra de
escuela, en una aldea de los Midlands en 1920, descubrirán el amor y el sexo al
establecer interesantes relaciones con dos jóvenes amigos, Rupert (Alan Bates)
y Gerald (Oliver Reed). Posee gran
belleza visual, apoyada por una brillante música y escenas imborrables, como el
descenso de Gudrum por las ramas de un árbol, mientras Úrsula canta, o la de
Úrsula desnuda girando en torno a Rupert. Russell, como Lawrence, explora la
relación hombre-mujer, y las relaciones mujer-mujer y hombre-hombre. En la Navidad de 1876, Piotr Ilich
Chaikovski (Richard Chamberlain), recorre las calles nevadas de Moscú con su
amigo íntimo, el conde Chiluvski, cruzándose con personajes clave en su vida.
Ken Russell elige, como estructura narrativa, contar la intensa vida de
Chaikovski a través de sus encuentros con las personas decisivas en su vida y utilizar expresivamente la música en Music lovers (1971). Chaikovski escapa de su conducta, teñida en su juventud de homosexualidad, triunfa como músico y su vanidad le lleva a casarse con Nina Milukova (Glenda Jackson), una joven apasionada. Chaikovski se enamora platónicamente de la señora Von Meck, mecenas de alguna de sus obras., pero el Conde Chiluvski revela a la señora Von Meck la vida íntima del compositor y ésta le abandona. Empieza la tragedia de Chaikovski, quien muere a los 53 años, por beber deliberadamente un vaso de agua contaminada, según Russell. Music lovers narrada con la cámara en movimiento constante, consigue un ritmo que traduce la angustia y la desesperación. El tono evoca la oscuridad de los sueños y la música aparece como línea argumental. Russell emplea la fantasía para contar la vida de Gustav Mahler, en Mahler (1974). Posee una gran belleza musical y extraordinarios decorados y vestuario, estando estructurada en flash-backs durante el viaje de regreso, en ferrocarril a Viena de Mahler (Robert Powell) acompañado por su esposa Alma (Geogina Hale), tras una etapa de conciertos y óperas en Nueva York. Mahler de aspecto enfermizo evoca pasajes de su vida. La película tiene valores realistas, al lado de alucinaciones, de los que emerge la personalidad de Mahler para quien la vida fue un campo plagado de minas. Russell no debía haber insistido en sus ideas sobre utilización de la música como lenguaje expresivo. Sin embargo, realizó Lisztomania (1975), una notable extravagancia con un Liszt tratado desde la estética pop. Ningún comentario expresa mejor esta obstinación de Russell, que la frase de Oscar Wilde: "El hombre mata lo que ama”. Tras este fracaso Russell reanudaría en sus películas el modelo de su obra maestra, Women in love.
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